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Y el burro dijo: más adelanto

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Fecha Publicación: 03/02/2023 - 21:30
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La imagen internacional del Perú sigue invadida por una inestabilidad política interminable. Predomina una percepción de que todo sigue igual desde el 2016. Ningún gobierno supo hacer política de verdad en el carrusel de 6 presidentes y 3 congresos. Por esta razón, dejamos de ser una democracia normal con Castillo y el jueves The Economist nos denominó “Régimen Híbrido”. El autogolpe del 7 de diciembre debilitó nuestra democracia hasta el puesto 75 con una inestabilidad que nos compara a Ucrania, Marruecos y Hong Kong. Nada cambiará dicha imagen hasta que demostremos tener capacidad contundente para detener las protestas que tienen la injerencia boliviana y cubana.

Los bloqueos y conflictos sociales asfixian la libertad de las empresas privadas y el bolsillo de sus trabajadores con cierres, despidos y enormes pérdidas, sobre todo en las regiones del sur. Por eso, más de dos tercios de los gerentes generales de las empresas piensan que la prioridad es mantener el orden interno, según el Barómetro de Ipsos-Gestión. Sin duda, el orden es el único camino para detener el aumento de las pérdidas en la producción y exportación afectadas por los bloqueos que registran más de dos mil millones de soles, según el MEF.

Sin embargo, la última semana hemos visto una discusión sin sentido por el adelanto de elecciones. Esta controversia sólo demuestra el pobre nivel político del Perú, que es incapaz de consolidar su propia democrática. O sea, que no sabemos cómo hacer frente a nuestra realidad, por más difícil que esta sea. Parecemos imbuidos en la fábula del Burro y el Tigre, en la cual falta un Rey León que ponga el orden. El Ejecutivo y el Legislativo asumen el papel del burro irrealista que dijo: “el pasto es azul” y “el adelanto de elecciones es el 2023”. Es imposible un proceso electoral si primero no se soluciona el orden interno. Nadie puede votar libremente sin las garantías de seguridad, transporte y transito en las regiones.

Sin resolver el caos y el desorden, sólo reflejamos debilidad con el adelanto de elecciones que responde a una presión política. Además, significaría aceptar unas condiciones muy defectuosas para un proceso que sólo daría gusto a los anti-sistema. Hasta que el orden interno sea completado, el Congreso debe dedicarse a aprobar las reformas legislativas imprescindibles para garantizar unas elecciones limpias.

¿Estamos dispuestos a olvidar las serias acusaciones e irregularidades en las mesas de sufragio? En muchas votaron 100% a favor de un candidato ¡inverosímil! Todo fue válido porque sólo el acta es el mecanismo de comprobación, según la ley electoral. Las cédulas de nada servían. Sin más transparencia en los procesos electorales seguiremos siendo un régimen híbrido -poco democrático-. Entonces, mientras las Fuerzas Armadas y Policiales ordenan las regiones, el Pleno del Congreso debe debatir la ley que plantea conservar las cédulas de votación escrutadas.

Asimismo, el Parlamento es el encargado de plantear otras modificaciones favorables a la ley electoral para facilitar la transparencia en el proceso, sobre todo, en regiones del sur.

¿Hasta cuándo más candidatos improvisados que usan al partido político como vía para conseguir su curul?

Tuvimos más de 20 partidos políticos en unas elecciones sin propuestas partidarias sólidas. La eliminación del voto preferencial podría resolver muchos problemas, como: los tránsfugas, la doble-moral y la falta ética. El Congreso debe retomar las reformas que nos permitan tener mayor institucionalidad y que las próximas elecciones veamos política de verdad. Esto consiste en partidos políticos con unidad institucional que atraigan cuadros capaces de actuar, crear y sacar con energía un futuro para el país. Piensen en estas reformas, señores congresistas, para que dejemos de ser un país con régimen híbrido.

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