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¿Y el lavado de banderas?

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Fecha Publicación: 17/05/2019 - 00:20
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Hay sendos mensajes detrás de la autoinculpación –por falsaria y corrompida– hecha pública por la ex alcaldesa Villarán un par de días antes de vérselas ante un juez. Pero centrémonos en dos de ellos. El primero se refiere a ese fariseo universo de inocencia, moral y transparencia que crearon los rojos alrededor de ellos. Y de todo lo que tenga relación con su manada. Ocurrió desde que en los años del régimen fujimontesinista –recién caída la Cortina de Hierro– la izquierda cobarde –integrada por los progresistas, caviares, cívicos, etc.– salió de sus madrigueras sovietizadas para contarnos el cuento de que, de la noche a la mañana, se había vuelto demócrata, tolerante, buenista, etc. Y esta gentuza nos embutió a un saqueador apellidado Toledo, presentándolo como el paladín de aquella cruzada anticorrupción que sustituiría al ladrón-asesino gobernante Alberto Fujimori. Incluso la zurda de salón se erguía como avalista de este impenitente felón, manifestándose ante la ciudadanía como garante de que Toledo sería el David peruano que derrocaría al Goliat Fujimori. Y que si llegaba a Palacio, Perú desterraría para siempre la podredumbre implantada por el fujimontesinismo.

El resultado es harto conocido. Toledo robó a los peruanos US$ 35 millones, mintió al país y fugó a EE.UU. Siendo esta primera premisa falsa, todavía hay más. La progresía fue consolidando poder durante el toledato. Tanto acá como en el exterior, fundamentalmente a través de la CIDH. Así impuso a Humala. Otro corrupto comprobado que le robó a Chávez y a Lula ene decenas (o centenares) de millones de dólares, a cambio de prometerles que el Perú se convertiría en colonia de Venezuela y Brasil. Se embolsicó los millones, pero la fortaleza social de los peruanos impidió que cumpliese la palabra. Sin embargo jamás devolvió un centavo a sus financistas del socialismo sudaca. Aunque, aparte de desvalijar a Lula y Chávez, Humala robó ene millones que le entregara Odebrecht por aprobarle adendas viciadas que acabamos solventando los peruanos. Aunque ahí no quedaba la cosa. La progresía consiguió llevar a Palacio a la dupla PPK-Vizcarra. El primero purga prisión provisional por el escándalo Lava Jato, y el segundo pende de un hilo. Anteriormente la progresía nos había embutido a los limeños a una ladrona de siete suelas apellidada Villarán, que recibió US$ 10 millones de Odebrecht y OAS a cambio de aprobarles contratos venales no solo cargados de sobrecostos sino que, además, les permitirían a ambas contratistas instalar en Lima el sistema de peaje más caro del orbe, conminando a los limeños a soportar semejante latrocinio.

Finalmente el segundo mensaje de la autoinculpación de Villarán es que los rojos sólo ocupan las calles y plazas para lavar banderas, gritonear eslóganes contra “la derecha corrupta”, ensuciar las viviendas de quienes no son progresistas, etc., cuando la Justicia imputa a quienes no comulgan con sus ruedas de molino. Porque, amable lector, ¿acaso ha visto usted una sola protesta de los rojos contra la Villarán, que ha robado y mentido tanto o más que la mayoría de las autoridades denunciadas por corrupción?