¿Y las pymes pa’ cuándo?
Hace bien el ministro de Economía, Carlos Oliva, en explicar públicamente las recientes medidas propuestas por el MEF respecto al Impuesto Selectivo al Consumo. Anuncia para julio, incluso, medidas reactivadoras –cual shock de inversión– para darle vuelta al pesimismo que impera en el empresariado.
Sería interesante, por cierto, verlo también dando explicaciones en otros temas donde sus funcionarios intervienen activamente, como la continuidad de la Ley de promoción agraria (condicionando subsidios tributarios a metas de inversión y expansión agroexportadora), o la zigzagueante e intermitente reforma de la Salud (promoviendo acceso a servicios oportunos y de calidad y a medicamentos innovadores y genéricos efectivos), o la lenta reforma educativa (algo detenida en el tiempo, aunque con chispazos en la construcción sostenida de colegios) o, sin ir muy lejos, la inexistente reactivación de las pequeñas y micro empresas del país.
Una verdadera reactivación económica hace falta a gritos. Lo sabemos. Sería hasta materia de una cuestión de confianza si el Congreso se opusiera a ella y le diera la espalda a las pequeñas y micro empresas, que deberían ser priorizadas en todos los esquemas de reactivación.
Una medida inmediata para ello es, sin duda, incorporarlas activamente en la cadena de valor, donde medianas y grandes empresas e inversión pública sostenida permiten la continuidad de los negocios a menor escala.
Pero sabemos que esto no basta. La clave del éxito para el sector emergente es articular una sola estrategia gubernamental, que se traduzca en políticas públicas sectoriales que conversen entre sí cuando actúan sobre las pymes.
Hoy, lamentablemente, seguimos duplicando, triplicando y multiplicando hasta por cuatro la inversión pública en este sector de manera ineficaz, repitiendo las mismas capacitaciones en las mismas poblaciones. Resulta un absurdo que sigamos esa línea de trabajo hace más de 25 años, sin resultados concretos.
Cuando por idiotez gubernamental abortamos el proyecto integral de Prompex y Prompyme, dejamos de pensar en la formación de las nuevas generaciones empresariales. Nos abocamos únicamente a vivir de las grandes empresas existentes, cual rémoras públicas sin mayor proyección.
Hoy es tiempo de hacerlo. Nunca es tarde para volver a empezar. A pesar de la abismal ventaja que nos sacó ProChile en todo este tiempo, considerando que ellos iniciaron su estrategia de formación de pymes exportadoras hace ya 45 años. Solo hace falta decisión política. Ni siquiera se requiere mayor inversión pública. Únicamente hacerlo mejor. ¿Y las pymes pa’ cuándo?
