¿Y los caviares? Siguen mudos
¿Adónde quedó esa estridente, insaciable “capacidad de indignarse ante el abuso del poder” que exhibiera la progresía caviar, cuando concentraba su misión existencial en vacar a Fujimori a fines del siglo pasado? ¿Qué fue de las “luchas sociales en favor de la democracia” emprendidas por los caviares durante la década del noventa, como la que desembocó en la “marcha de los cuatro suyos” capitaneada por el inefable jerarca de las oenege (Gustavo Gorritti), que incendió Lima para expulsar al fujimontesinismo del poder? ¿Adónde está esa brutal ira, aderezada con extrema violencia, que exhibió el clan caviar para derrocar a Manuel Merino e imponer al falso valor llamado Sagasti, so pretexto que la democracia estaba en peligro? ¿Por qué ahora, cuando la Fiscal de la Nación maneja carpetas pletóricas no sólo de actos de corrupción, sino descriptivas de graves hechos criminales, además de delitos constitucionales perpetrados por el jefe de Estado a través de una mafia que el Ministerio Público señala de “organización criminal“, que estaría encabezada nada menos que por el mismísimo Castillo? ¿Por qué ahora, repetimos, los caviares no sacan a las calles a sus jovencitos desaforados gritando “abajo la corrupción”, y/o motivan al gerente del Banco de Crédito para que desfile, junto con una chusma, portando alguna pancarta con la consigna “Castillo no me representas”? ¿Por qué ahora los caviares ya no inundan las redes sociales con mensajes revoltosos de aquella “generación del tercer milenio”, decidida a derrocar a cualquier político sospechoso del menor indicio de corrupción, teniendo Pedro Castillo no solamente indicios sino sólidas evidencias de estar dirigiendo a una banda criminal dedicada a asaltar el Estado mañana, tarde y noche? La respuesta a todas estas y a muchas más interrogantes semejantes es porque los caviares son una basura. ¡Saben que en las urnas no alcanzan uno por ciento de los votos! Por eso buscan cogobernar.
Y para conseguirlo, se ponen del lado de quienes se lo permiten; sean estos corruptos capitalistas (como Kuczynski); corruptos social-confusos (como Vizcarra): o corruptos comunistas (como Pedro Castillo). Ahora esperan que Castillo “afloje”, abriéndoles las puertas de palacio. No les interesa que el Perú implosione. ¡Y si cae Castillo, pues se acomodarán con quien ingrese! Son parásitos por antonomasia.
El prontuario de Castillo es inmenso. Independientemente de su analfabetismo crónico y viveza retorcida, alteró su segundo apellido; plagió la tesis con la cual consiguió la maestría como “profesor”; están fugados varios compinches suyos (Bruno Pacheco, su secretario, su sobrino Fray, el ministro Silva); a su esposa y a su cuñadija las investiga la Fiscalía; su gobierno empodera a las rondas campesinas para utilizarlas como milicias. últimamente secuestraron a periodistas de canal 4 –los “retuvieron” alegaba el gobierno- y a muchísimas mujeres a quienes agredieron y, finalmente, las humillaron. Asimismo, a los colaboradores eficaces Karelim López y Zamir Villaverde no sólo se les niega la protección policial -que les compete por ley- sino que el gobierno quiere silenciarlos a cualquier costo para evitar que declaren contra Castillo. No obstante, los miserables caviares siguen guardando cómplice silencio.
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