¿Y Piura para cuándo?
El 29 de diciembre, una lluvia de 17.8 mm por metro cuadrado -en la estación de Catacaos- causó la inundación de la región de Piura y distintas capitales de sus provincias, así como la zona del Bajo Piura principalmente; pero lo más grave fue la percepción del gobierno que, a través de sus voceros, minimizó la gravedad de sus consecuencias y, sin hacer ningún anuncio, dijo simplemente que los pobladores debían tener tranquilidad porque “no se trata del Fenómeno del Niño y que los ríos no se habían salido de cauce” y punto.
Sin embargo, las fotos y videos que se enviaban de Piura testimoniaban que esta lluvia de mediana intensidad y poca duración, inundó las oficinas de la Fiscalía y la Beneficencia, y los automóviles no podían pasar por muchas zonas, como es el caso del Hospital Cayetano Heredia, la avenida Irazola o El Chilcal. El agua también corría como río por las calles de Sullana, Paita y Chulucanas, entre otras; pero el Gobierno no toma conciencia y menos previsión, porque la tan mentada autoridad para “Reconstrucción con cambios” no ha gastado ni el 50% del presupuesto.
Según Contraloría General de la República entre setiembre de 2007 y el final 2019, el Gobierno solo ejecutó el 41% del presupuesto asignado para las obras de reconstrucción de Piura y el norte del país. Las obras no sólo están a medio hacer (442); sino paralizadas (104). Tres directivos de esta institución -con distintos perfiles profesionales- han pasado por ella, sin que hayan podido ofrecer avances importantes.
En el año 2019, la ejecución del presupuesto para la reconstrucción de Piura fue del 39% y de Áncash (21%) las más bajas en comparación a las otras tres regiones, comprendidas también dentro del proyecto de reconstrucción por daños del Fenómeno del Niño: Lambayeque (49%) y La Libertad (47%). ¿Sería por vergüenza que el ingeniero Martín Vizcarra no se dio el trabajo de visitar Piura en esta última ocasión, como si lo hace continuamente a otros lugares?
Esta actitud de quienes gobiernan es una muy mala noticia para la reconstrucción de Piura y del norte, significa que hay suma indolencia ante el problema desde el gobierno central, como de los gobiernos regionales y locales. Y, sobre el particular, no tienen a quién echarle la culpa de su dejadez; porque la responsabilidad de la obra pública es directamente del Ejecutivo.
Por otra parte, el esfuerzo de la inversión privada en Piura es notable. Desde la gran empresa que explota el gas natural, los recursos pesqueros y agroindustriales; hasta la mediana empresa de café orgánico o cacao blanco; pasando por la pequeña empresa de comercialización de chifles y dulces diversos. Todos hacen su tarea, también la banca, las cajas municipales y el comercio que ha crecido al ritmo de inversiones en centros comerciales. Sin embargo, la administración pública está como pasmada, en “modo Navidad, Año Nuevo y Vacaciones”, todo el año.
En Piura, han surgido organizaciones como “Vigilia Ciudadana” que continuamente están llamando la atención sobre el “olvido” de los gobiernos por la tierra del almirante Miguel Grau, héroe del milenio. Un “olvido” que no solo es producto de la acción mediocre de las autoridades del Ejecutivo, sino también de la corrupción nacional, pero también regional y local.
La lentitud de la Justicia para resolver las denuncias que tienen las autoridades, en la práctica, se convierte también en cómplice del desarrollo pírrico de la región de Piura que está llamada a explotar todo su potencial, sin tener que cargar el peso muerto de gobiernos incapaces.
(*) Profesora CENTRUM PUCP