¿Y si murió el comandante ruso de la flota en el mar Negro?

Corre por las redes que luego de un feroz ataque de fuerzas ucranianas en el mar Negro contra la flota rusa en ese espacio marítimo precisamente ucraniano y estratégico pero controlado por Moscú, se produjo la baja de 34 personas, entre las que se hallaría el comandante ruso, Viktor Sokolov. Al cierre de esta columna, no está confirmada la noticia, pero, entonces, trabajemos en nuestro análisis de que sea verdad. En ese escenario de posibilidades, sería un duro golpe para Rusia si consideramos que el último sábado el ministro de asuntos exteriores del régimen de Vladímir Putin, Serguéi Lavrov, durante su intervención en las Naciones Unidas, se dedicó a efectuar una feroz condena a los Estados Unidos de América por su conducta de Estado, tildándolo de un “imperio de mentiras” al referirse al rol de Washington mirando la guerra que su país mantiene con Ucrania. No cabe la menor duda que Rusia no tiene cómo arremeter contra Estados Unidos porque el hegemón cuida no tener ninguna participación directa o indirecta, de tal manera que lleve a Moscú a reaccionar militarmente contra el país más poderoso del planeta. En los últimos días, las acciones militares se han vuelto reactivas, pues luego de la participación del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, también en las Naciones Unidas, incluso pidiendo acabar con el derecho de veto de Rusia que ya comentamos en una reciente columna, las fuerzas de Moscú desataron feroces ataques sobre algunas ciudades ucranianas.

Ya sabemos que la guerra va mal, es decir, no hay ningún signo concreto de que pudiera abrirse paso el camino para el arreglo pacífico que invoca la comunidad internacional como norma de ius cogens, es decir, de cumplimiento obligatorio, y riesgosamente estos son los momentos más peligrosos porque todo podría irse de las manos desatando una guerra fuera del marco bilateral en que se encuentra. El ámbito de las Naciones Unidas era uno propicio para comenzar a negociar la paz, pero eso no ha sido así. Tampoco vamos a decir que la ONU lo ha exacerbado, pero es evidente que no existe voluntad en Moscú y en Kiev para ponerle punto final a la conflagración bilateral. Así el contexto, siempre será una amenaza para la tranquilidad del planeta porque podrían surgir eventos o circunstancias imprevistas que pudieran agudizar la guerra o ampliarla a nuevos actores, y estoy pensando en Polonia, poderoso país de esa región, por ejemplo, que podría volverse contra Ucrania. Por eso, ante la noticia de una baja relevante que refleja el tamaño del poder militar en juego, donde uno pierde y el otro gana, siempre será mejor volcar toda la diplomacia para acabar este magro capítulo en Europa del Este y desde luego en el mundo.

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