¡Y Villarán sigue libre!
Odebrecht invirtió unos cien millones de dólares en publicidad para comprar a la gran prensa; a periodistas serviles o cuanta huachafería se les ocurra llamarles; en agencias de “Relaciones Públicas”; en grandes y medianos estudios de abogados; en gremios mediáticos como Ipys, y “freelancers” todoterreno dispuestos a llamarle día a la noche y viceversa.
Lo hizo para consolidar su millonaria estafa al Perú por al menos US$20,000 millones, comprando una presencia favorable ante la opinión pública premunida de su escolta de alabarderos de alto vuelo, con influencia en la opinión pública y ante la siemprehambrienta ralea sociopolítica.
Lo que presupuestó oficialmente Odebrecht –a un costo sumamente inferior, plasmado en la documentación oficial de sus obras– al ciudadano finalmente le ha costado unos US$ 20,000 millones adicionales. Cifra estimada después de pagar coimas, sobrecostos, gastos en relaciones públicas y demás entremeses que casi duplican el presupuesto inicial. Una de esas favorecidas por el bolsillo de Odebrecht es la exalcaldesa limeña Susana Villarán, izquierdista, resentida social y ladrona autodeclarada, que robó a los peruanos –ricos y pobres–, afectando muchísimo más a estos últimos. Porque siguen sufriendo las consecuencias de su estafa al Estado, pagando uno de los peajes más caros de Sudamérica por movilizarse, incluso, escasos kilómetros para llevar a sus hijos a la escuela, hacer el mercado, ir a alguna posta médica o visitar al pariente.
Esta delincuente serial, consciente de su robo –por tanto convertida en criminal por el efecto devastador de su estafa– es autora de la muerte de mucha gente que, por falta de una vía libre para vehículos, incluidos los de servicio público, inafectos a pagar costosos peajes para cruzar zonas paupérrimas, no alcanzó a ser atendida en una posta médica.
¿Razón? La concesión por treinta años para Odebrecht, repetimos, otorgada criminalmente por la alcaldesa socialista Susana Villarán de la Puente, no contempla vía alternativa gratuita, como determina la ley. Realidad que desviste a los caviares que aún gobiernan este país, gracias a mantener secuestrados al Ministerio Público y al poder Judicial, desde donde extorsionan a los burócratas necesarios para lograr sus objetivos y cobrarle millonarias coimas al beneficiario de sus trapacerías, como suelen actuar.
Pero la delincuencia de Susana Villarán no se limita a haberle entregado a Odebrecht una red de carreteras financiadas, construidas y mantenidas en buenas condiciones por el Estado, y que ahora esas vías estén SIN mantenimiento porque el contrato que firmó Villarán no se lo exige a Odebrecht, pese al altísimo costo por peaje que cobra. Al punto que obtiene US$ 250 millones como utilidades cada año. Como tampoco existen vías alternas –como lo demanda la ley– para que el ciudadano escoja según sus capacidades.
Por último, Odebrecht amenaza al Estado con iniciar un multimillonario juicio en el exterior. Mientras tanto, Susana Villarán veranea en su mansión playera del sur de cinco pisos, premunida adicionalmente de una piscina construida –cuándo no– sobre un terreno propiedad del Estado; complejo probablemente construido con parte de aquellos once millones de dólares de coima que recibió de Odebrecht.
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