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Ya fue Oblitas

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Fecha Publicación: 09/12/2024 - 21:00
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Ha terminado de la peor forma la extensa vivencia de Juan Carlos Oblitas en la federación. Pese a su experiencia en todos los cargos, en equipos del país y del extranjero, triunfando como jugador y, por añadidura, haciendo historia con la selección nacional, dejando su marca por donde anduvo, todo indicaría que algún recóndito sentimiento, quizás por engordar la billetera, lo mantuvo en un ambiente poco propicio cuando debió marcharse.
Sorprende porque el momento más adecuado y único pudo y debió ser cuando el directorio decidió torpemente no renovar con Gareca y perder la posibilidad de mantener al técnico que nos había reinsertado en el fútbol mundial, que, si bien es cierto, dejó escapar por centímetros la clasificación a Qatar 22, no era argumento para cancelar un proceso que se había iniciado en el año 2015.
Es pertinente recordar que esa palabrita, “proceso”, siempre fue empleada por el hoy exdirector deportivo de la FPF, cuando se irritaba al conocer que sería abruptamente cortado por los resultados negativos, quitándole vida y oxígeno a quienes proponían planes a mediano y largo plazo. A nivel de clubes, los vivió en carne propia.
Más aún cuando fue protagonista principal de los desatinos de la FPF, buscando alternativas sin basamento formal, por supuesto con su VB con Juan Reynoso, sinónimo de fracaso absoluto y, a contramarcha, convocar a Fossati, otro experimento a la carrera y sin mayor meditación, que está a la vista no ha corregido para nada ese intento de buscar una clasificación al próximo mundial.
No nos convence la teoría que pudo llevar a Oblitas a inclinarse por Reynoso, tomando en cuenta que, si bien su CV exhibía resultados alentadores, jamás había dirigido una selección, ni siquiera una de menores. Por cierto, fue una decisión muy discutible. Y en el caso del uruguayo, queda dicho. De apuro se tomó lo que había.
Y este pasivo es la carga pesada que Oblitas se lleva al cerrar su permanencia en los predios de la Videna, en la que fue amo y señor, pero que hoy, por su terquedad de mantenerse, creemos ha echado a perder lo que labró durante muchos años.
Era moneda corriente que la última palabra en muchísimos temas era la suya. Su postura fue siempre respetada, sobre todo cuando debía emitir opinión ante una dirigencia de turno sin rodaje y falta de conocimiento. Hasta allí, todo bien, aunque podía y debía cargar con las consecuencias de sus errores. El tema Reynoso sería el caso más evidente.
El comunicado llamando “desvinculación” no es otra cosa que un “anda, vete” que ha parido un directorio sin brújula y con severos cargos fuera del ámbito de tribunales, que pasan por la pérdida de organizar el próximo campeonato sudamericano sub-20, que ahora volverá a jugarse en enero próximo en canchas venezolanas, el paño de lágrimas de Conmebol, razón suficiente para poner en entredicho la capacidad de esos dirigentes.
Y en el peor de los casos, ¿qué podría esconder la FPF para tratar de esa forma a una persona que ha sido el soporte de la dirigencia durante los últimos años? Oblitas era, por lo general, el que ponía la cara y salía a dar las explicaciones del caso, el que se ganaba el pleito frente a los cuestionamientos de la prensa.
O quizás se haya tratado de un distractivo de Lozano y compañía frente a su precaria situación ante la opinión pública. Las barbaridades que se han cometido, largamente detalladas durante los últimos años, podrían tener ahora un único responsable; fea forma de arrimarle el desencanto popular a quien no merecería este escenario.

Por Bruno Espósito Marsán

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