¿Ya nada nos indigna?
Muchos peruanos parecen ser más tolerantes e indiferentes frente a la corrupción. Algunos cansados de tanta impunidad ya ni se inmutan. La corrupción ha ganado espacio.
Las recientes encuestas indican que uno de cada cinco entrevistados aún respalda al gobernante investigado por el Ministerio Público como presunto cabecilla de una organización criminal.
¿Es esta una señal que los peruanos estamos perdiendo la capacidad de indignarnos?
Debería indignarnos que el gobernante pretenda convencernos que está colaborando con la justicia, cuando evidencia querer eludirla haciendo uso de su derecho a guardar silencio en todas las citaciones de la fiscal de la Nación.
Debería indignarnos un inescrupuloso Pedro Castillo que, desesperado por mantenerse en el poder, manipula perversamente las expectativas de miles de niños que buscando superar el maldito cáncer que los afecta, han sido engañados entregándoles un incobrable cheque por más cuatro mil millones de soles que habría posibilitado su tratamiento.
Debería indignarnos constatar que el Gobierno no ha sido capaz de concretar la compra de urea para abastecer a miles de pequeños y medianos agricultores, poniendo en riesgo sus cultivos, sus tierras, generando escasez, especulación y alimentos caros para millones de peruanos.
Debería indignarnos que buenos funcionarios de carrera en la administración pública son destituidos o relegados para dar cabida a ineptos personajes que, entre sus hojas de vida y diplomas, esconden denuncias y sentencias.
Debería indignarnos que unos cuantos congresistas, traicionando a quienes los eligieron y anteponiendo sus intereses personales, blinden a funcionarios corruptos del Gobierno dejando de lado su rol de ejercer control político y fiscalizar.
Debería preocuparnos que siendo la minería formal un contribuyente importante para las arcas fiscales, este gobierno en vez de promover la inversión responsable, se ha encargado de exacerbar el conflicto social, ahuyentando así las futuras inversiones y privando a las regiones de recursos tan necesarios.
Debería preocuparnos que aún se mantengan en sus cargos los funcionarios de los organismos electorales que, respaldándose en la “supervisión” de los organismos internacionales, pretenden ocultar la poca transparencia y prepotencia mostrada en el último proceso.
Debería preocuparnos que, ante el incremento del desempleo, el gobierno de Castillo en vez de promover iniciativas para propiciar empleo digno y formal, pretenda imponer legislación laboral que la desalienta.
Deberíamos felicitar que la justicia vuelva a mostrar convicción y proactividad para investigar y perseguir el delito, dejando atrás la vergonzosa inacción del último lustro. Ahora, con más bríos, es el turno del Congreso y la ciudadanía.
Tenemos que recuperar la emoción y despojarnos del pesado cuero de chancho que desarrollamos para protegernos de la pandemia, pero que ahora nos hace lentos. Unámonos, para vencer el desaliento, la mentira y la confrontación. Caminemos juntos para enfrentar la inminente amenaza del destructivo comunismo.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.