ÚLTIMA HORA
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Hugo Guerra

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Mañana la Comisión Permanente del Congreso debe debatir y votar el Informe que recomienda inhabilitar al Presidente y someterlo a juicio por traición a la patria. Pedro Castillo tiene la oportunidad de defenderse.

Debo insistir: la visita de los comisionado de Alto Nivel de la OEA es repudiable por respeto a la soberanía nacional y porque en la lucha pacífica y democrática ningún extranjero tiene derecho a intervenir so pretexto de propiciar el “diálogo”.

Esta semana es fundamental para preparar la gran manifestación de la resistencia democrática, que debe llevarse a cabo el 5 de noviembre.

La crisis política entrado en fase de definiciones: o cae la organización criminal que encabeza Castillo, o el país se prepara para un largo periodo de violencia y supresión de libertades fundamentales. Ante esto precisemos nuestro rol.

El exministro del Interior Fernando Rospigliosi concluye sus últimas columnas sobre la crisis política reclamando “soluciones radicales”. Convengo con él totalmente.

Finalmente la acusación constitucional de la Fiscalía de la Nación contra Pedro Castillo debe gatillar la tan ansiada caída del gobierno corrupto.

El virtual triunfo de Rafael López Aliaga como nuevo alcalde de Lima Metropolitana es clave para entender la nueva realidad política del país: la izquierda caviar y marxista ha sido derrotada duramente, pero todavía subsiste con fuerza la vocación por apoyar a caudillos que representan el autoritarismo y la corrupción como en el caso de Daniel Urresti.

En Italia gana la derecha porque Giorgia Meloni ha devuelto al pueblo la esperanza de reconstruir un sistema oprimido por el globalismo, el discurso marxista, la corrupción y la ineficiencia, a partir del privilegiamiento de los principios de Dios, patria y familia. Por equivalentes razones Rafael López Aliaga debe ganar la alcaldía metropolitana de Lima.

Hay momentos en los que resulta revitalizante hacer un paréntesis dentro de la vorágine política para reconocer que el sistema sí tiene capacidad de actualizarse y proyectarse al futuro. Por eso hoy corresponde saludar con entusiasmo la reinscripción partidaria del APRA.

Hace treinta años, cuando se anunció la captura de Abimael Guzmán, los peruanos tuvimos una indescriptible sensación de alivio. El alma nos volvió al cuerpo y cuantos andábamos con el arma a la mano por haber sufrido atentados terroristas asumimos que era hora de bajar la guardia.

La estrategia del Gobierno para consolidar una dictadura de Castillo avanza rápida e inexorablemente. Aníbal Torres, aunque por sus formas parezca un mono con metralleta, está armando un efectivo frente amplio que busca primero deslegitimar y luego disolver al Congreso.

La prisión preventiva para la hija-cuñada, el alcalde de Anguía convertido en colaborador eficaz y la pronta detención de Lilia Paredes arrinconan más a Pedro Castillo, deslegitimando del todo sus arremetidas golpistas.

La liberación de Antauro Humala provoca asco. No tanto por la excarcelación anticipada, la cual finalmente es un beneficio penitenciario legal mal concebido, sino porque la sociedad peruana ha vuelto a ponerse la pistola en la cabeza gratuitamente.

Los rojos siempre son predecibles. En 1848 el Manifiesto Comunista firmado por Marx y Engels proclamaba “Un fantasma recorre Europa: el comunismo…”; y a partir de entonces empezó la tragedia. Hoy ese fantasma, en versión chotana, recorre el Perú presagiando lo peor: una nueva ola de violencia que por desgracia puede llevarnos hasta la guerra civil.

El arco no puede estar permanentemente tensionado porque en cualquier momento la flecha se dispara y mata a alguien. Igual en la política no podemos seguir confrontando so riesgo de un estallido definitorio.

Al momento de terminar esta columna son cuatro las listas postulantes a la nueva directiva del Congreso, en lo que constituye un desastre político.

Las denuncias contra Pedro Castillo se multiplican hasta el hartazgo y se ratifica la hipótesis fiscal de que es el cabecilla de una organización criminal que ha asaltado el poder para saquear al Estado; por tanto, debemos deshacernos de inmediato de su régimen y para ello tenemos que explorar tres vías urgentes.

El secuestro de periodistas a manos de ronderos y el desprecio demostrado por el primer ministro contra las FF.AA. y la PNP son indicadores del deterioro galopante del gobierno de Pedro Castillo.

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