La patria se defiende
Mañana la Comisión Permanente del Congreso debe debatir y votar el Informe que recomienda inhabilitar al Presidente y someterlo a juicio por traición a la patria. Pedro Castillo tiene la oportunidad de defenderse.
Como firmante de la denuncia respeto el debido proceso y acataré el resultado de la votación. Como peruano espero que lleven al Pleno un caso inscribible en los anales de la historia como lección para que ninguna autoridad, bajo ninguna circunstancia, ponga en riesgo la integridad del territorio nacional.
No es momento de alegar; ya han sido aportadas las pruebas de que Castillo ofreció mar a Bolivia vía el cercenamiento del sur peruano por medio de un referéndum imposible. También consta en autos que infringió la Constitución incumpliendo sus deberes como jefe supremo de las FF.AA. y la PNP y responsable de la política exterior. Está demostrado, además, el contexto de una conspiración internacional alentada por el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, el Runasur y el Narcotráfico, organizaciones cuyo interés geopolítico pasa por eliminar la esencia de la república bicentenaria.
Ahora toca decir que nuestro esfuerzo ya ha dado resultados: en mérito a la denuncia nadie, nunca más, osará ofrecer el suelo patrio como moneda de cambio para sus protervos intereses. El pueblo está alerta y no permitirá que se reediten los oscuros episodios que llevaron a perder el dominio de casi el doble del actual mapa del Perú. Y particularmente queda indeleble el mensaje a Bolivia de que no vuelva a traicionarnos como lo hizo antes, durante y después de la Guerra del Pacífico.
Como dice el excanciller Tudela, la defensa de la patria puede parecer decimonónica. Algunos quizá honestamente no entiendan jurídicamente el caso; otros probablemente están inflamados porque no fueron convocados. Por ello debemos sentir lástima; pero la lucha sigue contra quienes, aun siendo conscientes de la gravedad del caso, apoyan el delito de un miserable que se presenta como ignorante cuando es traidor.
Agradezco a quienes nos alientan; sin embargo confieso que el trámite de la denuncia acarrea también sinsabores, decepción e incomprensión inclusive entre gente muy cercana. No importa. Poco es el precio para quienes sentimos viva la sangre de la peruanidad y por ello apostamos por un futuro libre, democrático y profundamente mestizo. La diatriba no nos mella, el insulto es un elogio. Debemos honrar el compromiso adquirido: la patria no se vende, la patria se defiende.
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