ÚLTIMA HORA
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Luis García Miró Elguera

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Luis García Miró Elguera

Poco a poco se abre paso la razón. Demasiado tiempo viene ya reinando la arrogante progresía marxista, instalada gracias al respaldo de una derechona medrosa después de la infeliz renuncia presentada por Fujimori a finales de los noventa.

Imputábamos ayer un crimen al presidente Vizcarra –y en especial a su ex ministro trotskista Zamora- por la muerte de miles de connacionales fallecidos por carencia de oxígeno en hospitales y clínicas -públicas y privadas- del país, como consecuencia de su ineptitud –o perversidad- al haber prestado oídos sordos al llamado de la sociedad.

Desde mediados de mayo el Perú sigue desabastecido de oxígeno para tratar a seres humanos en la etapa más crítica de la pandemia Covid-19. Un mes antes la ciencia ya había notificado al cuerpo médico –y este a sus autoridades encargadas de la Salud Pública- respecto a la urgencia de contar con plantas productoras de oxígeno. De ello hace tres largos meses.

Los fiscales Vela Barba y Pérez Gómez, así como el aspirante a colaborador eficaz José Graña, están en serios problemas.

Sostuvimos hace unos días que la aclaración del presidente del Legislativo a su par del Ejecutivo -y a la altanería de una mafia mediática- puso de manifiesto la connivencia entre Vizcarra y un corrompido conglomerado mal llamado “periodístico” -autoerigido en catón del Perú- para dictaminar quiénes tienen derechos constitucionales y quiénes no; quiénes actúan dentro de la ley y quiénes operan

A la hora undécima, cuando la crisis ha alcanzado cotas delirantes y cuando él ya está contra las cuerdas, Vizcarra lanza un SOS sólo para librarse de la condena que tendrá tras el juicio que le espera, no para salvar a la nación.

El presidente Vizcarra sigue profundizando la crisis del país, dando palos de ciego en animado por su infinita nulidad como gobernante. El Congreso es un poder del Estado que merece respeto. No gustarán a algunos sus actuales integrantes.

Vizcarra es mentiroso contumaz. Pero esta vez encontró la horma de su zapato. Ayer el presidente del Congreso lo emplazó duramente por “engañar al país” y pretender desprestigiarlo a él y al Parlamento. “El señor Vizcarra usa todo el aparato estatal para engañar al pueblo, denigrando al Congreso acusándolo de chantajista. Somos una institución democrática y no aceptaremos sus amenazas.

La mediocridad de Vizcarra quedó retratada la madrugada de ayer martes, luego que haciendo gala de impresionante arrogancia despidiese sonriente a su gabinete desde la puerta de palacio de gobierno.

La desinstitucionalización del Estado peruano es uno de los pilares del caos en el que se ha convertido nuestro país. Progresiva, aunque sostenidamente, los presidentes de los últimos años han venido reponiendo el desdichado monopolio de las reparticiones públicas –característico de regímenes autocráticos- invadiendo básicamente los fueros de otros poderes.

Perú es el país latinoamericano más afectado por la crisis del Covid-19 en cuanto a su economía, según al Fondo Monetario Internacional; y de acuerdo a las estadísticas universales, es de los primeros en el orbe respecto al número de contagios por millón de habitantes. En ambos estratos estamos entre las peores naciones del planeta en lo que respecta a consecuencias socioeconómicas.

El Ministerio del Interior está encargado de brindar seguridad a la ciudadanía. Bajo su responsabilidad están no sólo la Policía Nacional, sino los sistemas de Inteligencia de capital importancia para enfrentar tanto la delincuencia como el crimen organizado. Y, por supuesto, sofocar cualquier rebrote del sanguinario terrorismo que asolara al país durante veinticinco años.

Un post, que circula, señala lo siguiente: “Hoy solo tengo palabras de reconocimiento y aliento para ustedes. Hoy, 28 de julio del 2020, declaro que nada nos derrotará, que al final prevaleceremos, y cuando la posteridad en días mejores recuerde este momento de la historia, dirá que nunca nos rendimos y que sembramos las semillas de un Perú mejor”. Firmado: Martín Vizcarra.

El saliente mandatario postizo usó el Mensaje Patrio para rellenarse de flores con un autobombo patético, y así encubrir su medianía y responsabilidad penal por la muerte de hasta ayer oficialmente “más de cuarenta mil peruanos”, según la ministra Mazzetti.

Imitando aquellos viejos usos socialistas de Velasco Alvarado -que apellidaba Perú a todos sus latrocinios: Minero Perú, Pesca Perú, etc.- en forma improvisada y a la hora undécima (tras hacerse del Poder Ejecutivo gracias al voto legislativo del fujimorismo que lo aupó a la presidencia, mientras lo único que ha conseguido es incordiar, atacar, perseguir a la oposición, así como politizar la Ju

“Los peruanos tienen claro que soy de los pocos presidentes que ha informado todos los pormenores de mi gestión”. Tras semejante mentira –pronunciada en el Mensaje Patrio- quedará retratado para siempre el embustero Vizcarra.

Hoy hubiese sido el inicio del último año de gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, liberal y tecnócrata que llegó al gobierno aupado por el centro ideológico peruano -con ayuda escondida de la izquierda corrompida-, dispuesto a cualquier cosa con tal de culminar con honores su extensa carrera política, exhibida durante los gobiernos de Fernando Belaunde Terry y Alejando Toledo.

Dos fiscales oficialistas -Rafael Vela y Domingo Pérez- han pasado por agua tibia a confesos asaltantes de los contribuyentes -como José Graña y su compañía Graña y Montero, que no han sido imputados como organización criminal- mientras hunden en las sentinas a dirigentes políticos de la oposición que ni siquiera han sido acusados de manera formal.

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