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Raúl Mendoza

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Juan fue uno de aquellos tantos que linchó al alcalde de Mariví por corrupción en 2002, el hecho quedó olvidado allí al fondo en el corazón de los Andes. “Corrupto el adúltero ese” (que ni lo era), dijo, sin la menor idea de lo que la corrupción entraña, “derechista traidor del pueblo”, masculló.

La película “Men” es una más de esas creaciones manipuladoras y tortuosas a las que el cine nos tiene acostumbrados. De Alex Garland, es un filme que por sus metáforas pretende generalizar el concepto de masculinidad tóxica. La protagonista decide sin fundamentar, separarse de su atribulado esposo, el dominio es claro y la exasperación lo lleva a advertirle que si lo abandona se suicida.

La institucionalización perniciosa ocurre cuando lo malo se normaliza y se hace cultura. Observamos el maltrato en las entidades, la indiferencia burocrática y la deshumanización de la autoridad. A muchos funcionarios, en la concepción arcaica de Weber, les importa poco la persona.

Puede que no sea marketero escribir sobre poesía o poetas, se me lee más por lo que de política tengo que decir y decir en política es tóxico, como tóxico es embrollarse en odios ideológicos. Quizás, por tal, hay dos tiempos que marcan esta existencia, sumando uno que otro evento.

Si dos grupos debían encabezar las marchas de Fiestas Patrias, eran los Chavín de Huántar y el GEIN. El primero, por el rescate más exitoso de la historia. El segundo, por la impecable captura de Abimael Guzmán.

Hace poco Tom Hanks, tan correcto, decía arrepentirse de haber protagonizado Filadelfia, que debió hacerlo un representante de la comunidad LGTBX+. Con ese supuesto, ningún actor de Hollywood, ni él mismo, hubiera logrado un papel.

Existen parlamentarios principistas, pragmáticos, disciplinados y esos… a los que solo les sirve el poder. El oficialismo a medias. Cito, como ellos, a medias, a González Prada en Horas de Lucha.

En el Perú todo se toma como insulto. Te dicen “derechista”, reclamas: “No, señor, soy de centroderecha”. Nada más parecido al fútbol que el esquema de ubicaciones. Nadie se confiesa de derecha porque suena a radicalismo conservador y porque la izquierda, que sí se confiesa de izquierda, llama “derecha” a lo que atribuye como rancio o elitista. Nadie quiere ganarse odios.

A cierto evento postescolar de orientación vocacional llegaron un abogado, un médico, un ingeniero y un empresario. Todos, preparados para convencerme sobre lo que debía elegir. Aunque seguí el camino del abogado, memorable fue la charla del empresario. “¿Y dónde estudio para ser empresario?”, pregunté.

Reparé en un libro titulado “Coaching con Juana de Arco”, de Alexandre Havard (EUNSA -vende Paulinas). ¿Quién no quiere a la doncella de Orleans a su lado susurrando respuestas en cada crisis?

La advertencia sobre el contenido de “ideología de género” en la película para niños Lightyear no es novedad, Cineplanet no fue el único. En el cinema Bistro de Guatemala se lee la misma advertencia. Al margen de una escena o del significado del film, el análisis no es si es que se trata de ideología o cultura, sino la finalidad de la empresa cinematográfica para con su público objetivo.

Escribir sobre corrupción en el Perú es un sobreentendido, es describir el mar. Alfonso Quiroz nos descubrió que toda la historia peruana se construyó sobre el detritus y detrás del detritus “el mirar de lado”. El patrimonialismo y el sultanismo van juntos, es el poder y el acceso a la llave de la bóveda estatal.

7 de junio. Sentado, agotado por la fiebre que le atenazaba las sienes, el coronel Bolognesi aguardaba su inmolación. Recordó aquella vez que acompañó a su padre a la declaración de Independencia. Junto a San Martín flameaba por primera vez una bandera bicolor, cromática entrañable que quedaría impregnada en sus ojos infantiles.

El 24 de mayo un joven de 18 años asesinó a diecinueve estudiantes y dos profesoras en la primaria Robb, en Uvalde, Texas. No es la primera vez si recordamos la matanza en la secundaria en Oxford, Michigan.

La idea del héroe se lee bien en Campbell, el héroe lucha por una causa más grande que él. Hasta la muerte, porque mejor es morir por un ideal que por una cáscara de plátano. “Enséñame un héroe y te escribiré una tragedia” decía Fitzgerald. No hay héroe a medias y menos héroe cobarde. El héroe nace de una crisis y de un peligro que los valerosos confrontan.

Una tesis puede ser equívoca, mal estructurada… pero original. Hasta se puede citar mal, pereza o porque las notas al pie son la debilidad de los que saborean más el fondo. Las reglas APA son solo el cosmético o, si eres acucioso, una manera de decir que investigaste sin pasarte la editorial, el año, la página y la coma.

De nada sirve pensar sin coraje, de nada sirve si se esconde lo que se quiere decir, entonces, ¿para qué expresarse? En un tiempo en el que la mayoría se ofende por lo mínimo parece servir más quedarse callado. Son tiempos de la horda y no del individuo. En Hollywood irte de boca es ser cancelado.

Tanteo una pintura en un tomo de la enciclopedia, La calma del filósofo Pirrón en la tormenta, con desproporciones la escena nos narra el terror de unos hombres en un barco que se agita en la tempestad. Todos lanzan alaridos al saberse próximos a la muerte. Diógenes Laercio cuenta el testimonio de Posidón (un sabio que solo dejó fragmentos). La experiencia es, en realidad, de Pirrón.

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