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Willy Ramírez Chávarry

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Hoy en día llevamos un mundo de información en nuestras manos o en nuestros bolsillos, gracias a un pequeño dispositivo tenemos acceso a una cantidad ilimitada e inimaginable de datos, información y conocimiento; pero, cuanta más información compartimos y a la cual accedemos, se hace más difícil distinguir entre lo real y lo falso, lo bueno y lo malo, lo claro y lo oscuro; algo así como saber m

Los seres humanos somos optimistas, quizás en extremo; sobreestimamos la posibilidad de que nos sucedan eventos buenos o positivos en nuestra vida cotidiana y subestimamos la posibilidad de tener una enfermedad incurable, sufrir un accidente fatal; es decir, somos muchos más optimistas que realistas, tal vez sin percatarnos.

Inexorablemente envejecemos día a día, a algunos les preocupa más que a otros; es agobiante la idea de depender de otras personas para realizar nuestras actividades, amén de los problemas de salud mental que se presentan a edad avanzada.

Las enfermedades mentales pueden quitar la vida de forma directa, el ejemplo más obvio es el suicido; para sorpresa de muchos, el suicido es la principal causa de muerte entre los jóvenes en todos los países del mundo, incluidos los más pobres y los más ricos.

Los profesionales del derecho debemos considerar como una obligación moral la promoción de los derechos humanos; el principal abuso de estos derechos -sin duda- es el abuso contra las mujeres y niñas, tema que no se aborda con la frecuencia debida y que se extiende en todo el planeta.

Desde pequeño, supe que debía estudiar Derecho, había visto la injusticia en mi pequeño pueblo y después en las ciudades a donde tuve que ir a continuar con mis estudios; con el esfuerzo personal y el apoyo de mi familia logré convertirme en Abogado, había sido testigo de un autogolpe de Estado, el cambio de la constitución y debuté electoralmente en un referéndum; aprendí a comprender que la e

En pleno siglo XXI mucha gente todavía viene actuando indiferente frente a las personas con alguna discapacidad o, lo que es peor, con aprensión; la infraestructura todavía no se adapta a las necesidades de estas personas, a pesar de ser una exigencia; algunos padres de familia no toleran que junto con sus hijos estudien otros niños con habilidades diferentes, consideran que deben acudir a cent

En el futuro, sin duda, recordaremos estos meses de pandemia, cómo aprendimos a usar mascarillas y protectores faciales para protegernos del contagio; aún no sabemos cuándo terminará esta peste y eso nos tiene muy preocupados, el gobierno y la sociedad vienen haciendo esfuerzos para paliar la mortal enfermedad, es evidente la contradicción que existe entre ambos a pesar de perseguir el mismo ob

Seguridad, una palabra que puede tener un doble significado: un sentimiento y una realidad, que no representan lo mismo; una persona puede sentirse segura incluso si no lo está, puede estar seguro sin sentirlo.

Sin duda alguna, estamos viviendo momentos difíciles en la historia de la humanidad; quizá la pandemia acapare nuestra atención, pero hay mucho más allá afuera: una sociedad dividida, ya sea por ideas extremistas, tendencias políticas o la fe religiosa; a ello debemos sumarle: ansiedad, incertidumbre y miedo, en un mundo que viene cambiando vertiginosamente.

Las últimas décadas del siglo pasado y las primeras de éste han significado el derrumbe de muchos muros, algunos físicos, otros invisibles; los muros comerciales se derrumbaron y han dado paso al mercado global, el mundo se ha ido convirtiendo en más cooperativo; las paredes de la comunicación han sido derrumbadas por el Internet, la misma suerte han corrido los muros ideológicos y políticos.

En los inicios de la humanidad era común el problema de un individuo abusando de otro individuo, para ello se dispuso -en la religiones abrahámicas- uno de los diez mandamientos: no matarás; posteriormente nos fuimos organizando en ciudades, con mucha gente, donde era común la tiranía, se hizo necesario establecer la libertad individual; con el tiempo fueron surgiendo los estados-nación, se nec

La pandemia no cede y nuestro país se sitúa en los primeros lugares del índice global de contagiados y fallecidos; de una u otra forma, todos estamos perdiendo a seres queridos, colegas, amigos, vecinos, etc.; el fatal virus no discrimina condición social o económica, cobra vidas en zonas urbanas y zonas rurales.

Hace 40 años, el Perú celebraba el retorno a la democracia y la vuelta al poder del mismo presidente que fue derrocado por las fuerzas armadas, se estrenaba una nueva Constitución producto del consenso pocas veces visto en nuestro país; los amigos de mi padre nos visitaban para ver los acontecimientos por televisión, aparato escaso en esa época; el pequeño televisor HITACHI, a blanco y negro y

El Covid-19 trajo consigo cambios radicales en todos los ámbitos de nuestras vidas, entre ellos: la educación; ¿cuál será el futuro de la educación?

Miles de millones se han gastado en los últimos meses, se viene cuestionando a la economía de mercado, la misma que ha permitido tener esas reservas, se viene cuestionando el negocio financiero, le reclamamos al Estado temas que -en la mayoría de los casos- dependen de nosotros mismos. ¿Hacia dónde vamos?.

La palabra “abierto”, según la Real Academia Española, proviene del latín apertus y tiene más de una decena de significados; además de esas connotaciones, hoy en día lleva asociados a ella los conceptos de oportunidad y posibilidad; escuchamos indistintamente: gobierno abierto, código abierto, economía abierta, política de puertas abiertas, etc.

Así como en el mundo real existe la delincuencia que azota a la sociedad y al Estado, en el mundo digital existe la ciberdelincuencia; frente a esta gran amenaza y grave problema ha surgido la ciberseguridad.

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