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Sueños de cambio

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Fecha Publicación: 02/08/2020 - 21:45
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La pandemia no cede y nuestro país se sitúa en los primeros lugares del índice global de contagiados y fallecidos; de una u otra forma, todos estamos perdiendo a seres queridos, colegas, amigos, vecinos, etc.; el fatal virus no discrimina condición social o económica, cobra vidas en zonas urbanas y zonas rurales. En las líneas siguientes trataré de reflexionar en voz alta acerca de nuestro futuro como humanidad.
El mundo actual está lleno de rupturas, rencor y miedo, es un mundo tembloroso que nos toca compartir y que nos asusta, experimentamos temor del uno al otro, ese sentimiento recorre nuestro cuerpo y nuestra mente, tus miedos desencadenan mis miedos, jamás pensamos temernos entre nosotros; el nuevo mundo que parecía increíble hoy se ve azotado por una crisis planetaria; ese mundo industrializado, abierto, tecnológico, ahora no es capaz de hacer frente a la adversidad. Pareciera que escuchamos sin escuchar, vemos sin ver y entendemos sin entender; la delincuencia ha rebrotado, sin respetar la vida humana o la integridad física, las cárceles siguen hacinadas, el sistema judicial no se da abasto para atender los conflictos que se generan en la sociedad; gran cantidad de jóvenes tienen títulos profesionales y grados académicos, pero no tienen trabajo, la nueva economía genera riqueza pero no trabajo; muchos antes contaban con trabajo y hoy no lo tienen, podían alimentar a sus hijos y hoy comparten el hambre. Hemos estado distraídos creando un futuro ideal, buscando agua en otros planetas teniendo a personas que no tienen acceso a ese líquido elemental, jugando a alargar la vida, procurando vivir más que nuestros padres; la democracia también está golpeada, no bastan los votos y las protestas, se ha institucionalizado la amenaza; se ha destruido a la organización sindical, elegimos a vulgares demagogos y ya estamos pagando las consecuencias. ¿Cómo encarar esta situación?
Vienen apareciendo “iluminados” que proponen grandes cambios, el cambio viene convirtiéndose en una nueva “religión”; tengamos mucho cuidado, a veces la fe se vuelve ciega y anula la vista de quienes la siguen, pasando por alto nuestras raíces, tradiciones, rituales, estabilidad y pertenencia, dando paso a la polarización, al hermetismo y el desarraigo; nuestro mundo se está volviendo menos familiar y menos nuestro, día a día. Es momento de emprender un cambio verdadero, dejando atrás los viejos privilegios por el color de la piel o por la cantidad de dígitos de nuestro dinero; el tiempo pasó y no podemos volver atrás, capitalicemos nuestros errores, el costo que nos ha tocado pagar que se convierta en costo de aprendizaje, utilicemos las diversas formas de lenguaje para orientar, encaminar, asumir nuestras responsabilidades; hagamos que la economía sea realmente colaborativa y los recursos realmente globales, que lo que es bueno para unos también sea bueno para otros, sintámonos orgullosos de nuestras raíces, desterremos la demagogia y la xenofobia, compartamos una visión de futuro donde tengan lugar los unos y los otros; creemos un nuevo significado para la palabra “nosotros”, como integrantes de una familia, de una comunidad y de una sociedad; ensayemos nuevas formas de relacionarnos, con una nueva visión de nuestra realidad.
Hemos dedicado mucho tiempo a perseguir sueños deslumbrantes, desatendiendo el sueño esencial de cada uno, el sueño de contar con el concurso de los demás, dando cabida al potencial de nuestros semejantes, construyendo una historia común. Atrevámonos a comprometer nuestros sueños, el futuro depende de ello.