Descentralización y desarrollo económico urgente para 2026
Proceso, con más de dos décadas (2002), debe pasar de las brechas estructurales a la innovación digital con IA.
En cualquier plan de gobierno serio, las propuestas deben traducirse en compromisos reales de ejecución. En un país como el Perú, donde las brechas territoriales son profundas y la diversidad económica y social regional son grandes, la descentralización deja de ser una consigna política para convertirse en una necesidad estratégica, que debe ser abordada por los candidatos en el proceso electoral del 2026.
El proceso de descentralización en el Perú ha mostrado avances recientes, con mayor capacidad de gestión y facultades de inversión en gobiernos regionales y municipales. Más del 78% de ejecución presupuestal subnacional prueba que, con capacitación y recursos, los gobiernos locales pueden ser actores del desarrollo priorizando la transparencia.
Impulso regional
La descentralización abre la posibilidad de que cada región potencie sus propias ventajas comparativas. En la costa, la agroexportación y la industria pesquera con prioridad para el consumo humano; en el sur andino, la minería y el turismo cultural; y en la Amazonía, la biodiversidad y la bioeconomía. Los gobiernos regionales pueden promover clústeres (polos productivos), facilitar crédito a MIPYMES y simplificar trámites. Si ejercen estas competencias, el impacto se refleja en empleo, inversión y un crecimiento más equilibrado.
La eficiencia del gasto juega aquí un papel central. La descentralización requiere, sobre todo, eficiencia en la gestión pública. De nada sirve aumentar las asignaciones regionales si estas quedan atrapadas en trámites burocráticos o en proyectos mal diseñados. La verdadera descentralización debe ir de la mano de una administración moderna, capaz de planificar en el corto y mediano plazo, y de asegurar la continuidad de la ejecución más allá de los cambios de mandato.
Brechas estructurales
A pesar de los avances, las limitaciones estructurales siguen siendo evidentes. La dependencia del canon minero y de otros ingresos volátiles impide trazar políticas sostenibles a largo plazo. La brecha territorial se profundiza: regiones con fuerte actividad minera o urbana concentran los recursos, mientras territorios como la sierra norte y la Amazonía permanecen rezagados, con escasa capacidad de generar ingresos o atraer capital privado.
MÁS INFORMACIÓN: ProInversión presenta estudio técnico para modernizar aeropuertos de nuevo Chimbote y Yurimaguas
Un aspecto clave en la solución es la gestión de la infraestructura. La propuesta de crear un Ministerio de Infraestructura, que absorba funciones hoy dispersas, puede ser una oportunidad si se articula con gobiernos regionales y municipales. Esta centralización técnica no debe ser vista como recentralización, sino como un mecanismo para planificar mejor los colegios, hospitales, redes de comunicación digitales y carreteras interconectadas, de acuerdo con una visión territorial descentralizada, donde cada región tenga voz en la definición de prioridades.
A ello se suma la inestabilidad política, con autoridades que cambian cada cuatro años y equipos técnicos poco consolidados. La falta de continuidad debilita proyectos estratégicos, y la débil articulación entre los tres niveles de gobierno genera duplicidades en lugar de sinergias. Sin cuadros técnicos estables, la descentralización corre el riesgo de convertirse en un reparto ineficiente de recursos.
Reformas pendientes
El reciente “Informe de Situación: Proceso de Descentralización en el Perú al 2025” de la Secretaría de Descentralización, plantea retos claros: modernizar la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, fomentar macroregiones más eficientes, profundizar la descentralización fiscal y cerrar la brecha digital. Todo ello con un objetivo central: que la descentralización no se reduzca a transferir competencias, sino que se convierta en una política productiva capaz de generar desarrollo sostenible desde los territorios.
La descentralización del siglo XXI no puede estar desligada de la revolución digital. Herramientas de Inteligencia Artificial (IA) permitirían a gobiernos regionales optimizar presupuestos, ser transparentes en sus gastos, monitorear en tiempo real la ejecución de proyectos y reducir la burocracia que hoy retrasa inversiones. Una descentralización digital, sustentada en datos y evaluación continua con IA, haría posible que el gasto público se traduzca en resultados significativos para los ciudadanos.
Un debate para el desarrollo
La eficiencia también exige articular inversión privada. Mecanismos como Obras por Impuestos, que podrían movilizar hasta S/30,000 millones en proyectos estratégicos según estimaciones del MEF, deben descentralizarse aún más para que municipios y gobiernos regionales aprovechen estos recursos. De este modo, la descentralización se convierte no solo en gasto público eficiente, sino también en atracción de capital privado para dinamizar economías locales.
El futuro del crecimiento peruano depende de un país profundamente descentralizado, solo así podremos transformar el potencial regional en bienestar nacional. Incluso podría debatirse una alternativa audaz: trasladar la capital desde la costa al centro, como hizo Brasil. Aunque en el Perú las propuestas son aún escasas, como la de Renovación Popular, urge abrir un debate sobre los beneficios de la descentralización en el que participen todos los candidatos.
Descentralización con cambios
En 1960, Brasil trasladó su capital de Río de Janeiro a Brasilia, cerca de la Amazonía. El cambio buscó descentralizar la gestión, integrar mejor el territorio y promover un desarrollo más equilibrado hacia el interior del país.
LO MEJOR DE ECONOMÍA:
Dina Boluarte: “Dejaremos un presupuesto sólido para el crecimiento del Perú en 2026”
Cómo elegir el seguro correcto: cinco consejos prácticos para proteger su patrimonio
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.
