Llevaron la tradición del barrio a un negocio exitoso: Polladas Ninos rentabilizó una costumbre con identidad cultural
El negocio familiar comenzó vendiendo carne condimentada en mercados, y fue creciendo gracias a la demanda.
Polladas Ninos convirtió una tradición con identidad cultural en un negocio profesional que hoy ha transformado el mercado. Nació hace 38 años de la visión de un emprendedor que escuchó la necesidad de vecinos y amigos.
Esta empresa familiar pasó de vender carnes condimentadas a liderar eventos masivos en todo Lima y provincias, manteniendo el sello de la tradición. Rodolfo Cuadros, hijo de Nino, el fundador, hoy dirige la empresa y nos cuenta cómo este negocio transformó la vida de sus padres y hermanos.
¿Cómo empezó Ninos?
Nosotros somos quienes inventamos este servicio de polladas. Polladas Ninos tiene más de 30 años en el mercado, por esa razón nos atrevemos a decir que somos nosotros quienes inventamos este servicio.
Tu padre fue quien creó este concepto, ¿con qué visión lo hizo?
Somos los hijos de Nino, quien es el fundador. Él comenzó vendiendo carne en un mercado, así es como nace toda esta historia. Hace más de 30 años el público peruano consumía carne, mas no consumía mucho pollo. Nino comenzó vendiendo carne y luego la gente le comenzó a pedir que lo vendiera condimentada para actividades familiares. Luego le preguntaron, ¿por qué mejor no vienes a mi casa y preparas?, entonces él aceptó. Después alguien más le dijo, Nino, ¿y por qué no traes también la papa, ensalada y haces todo en mi domicilio?, y él aceptó. Nino se da cuenta de la oportunidad de negocio.
¿Y luego las personas se pasaron la voz?
Muchas personas comenzaron a pasarse la voz y funcionó, y así fue creciendo. Cuando la carne subió de precio, el público empezó a consumir más pollo; entonces, nacen las polladas. Nino empezó a vender pollo aderezado y organizar eventos de recaudación en casas, barrios y colegios.
¿Qué tan importante es el apoyo de la familia?
Siempre hemos estado aquí en la empresa. Él trabajaba con mi mamá y nosotros sus hijos. Hasta ahora sigue siendo una empresa familiar. Mi mamá aún nos acompaña, mis hermanos también, pero soy yo quien lidera el equipo. Mi papá tiene 20 años de fallecido. Estuvo en los primeros 15 años de formación de Polladas Ninos.
¿Cómo fue el recibimiento de la gente cuando empezaron con las polladas?
Bastante bueno, porque las polladas son ricas. A la gente le gustó mucho el pollo. La carne tenía algunos problemas, al freírla podía encogerse, no había un estándar, y eso generaba dificultades. En cambio, el pollo era más uniforme, más grande. Una porción de parrillada era de 250 gramos, mientras que una presa de pollada tenía 500 gramos, y a menor precio. La gente estaba feliz de comer bien, sin quejas por tamaños o porciones. Encajó perfecto.
¿En qué distrito comenzaron?
En Breña, en el mercado donde Nino trabajaba. Luego estuvimos en San Luis, hasta que Nino falleció. Después abrimos nuestra planta de producción en Canto Grande, donde estamos desde hace años. Hoy en día todo Lima nos conoce y también provincias.
Ustedes también han incursionado en el catering, ¿cómo es la presentación?
Sí. Ahora tenemos platos mejorados para eventos especiales y grandes empresas. Ya no es solo para recaudar fondos, sino que nos contratan para atender 3,000 personas en eventos corporativos o matrimonios. Una pollada es un producto que podemos preparar y servir muy rápido: 3,000 polladas en dos horas, gracias a nuestras parrillas y personal. Es mucho más eficiente que un buffet tradicional.
¿En qué radica el éxito de Ninos?
En que somos un gran equipo y una empresa familiar. Esa es nuestra principal fortaleza. Además, contamos con un grupo humano comprometido y trabajador.
¿Cómo lograron profesionalizar un negocio tan cultural?
Estandarizando procesos. Cuando cocinas en casa, el arroz con pollo te puede salir muy rico, otro no tanto, y otro mejor que nunca. Eso pasa porque no hay un estándar. Nosotros medimos y controlamos todo. Así garantizamos que en cada evento el producto tenga siempre la misma calidad y sabor. Eso nos permite mantener clientes a lo largo de los años.
¿Empezaron con una gran logística?
Para nada. Empezamos sin movilidad propia. Fue un proceso muy duro. Nino recibió críticas, incluso de su familia, que le decían que estaba loco por dedicarse a vender pollo después de haber estudiado, pero con esfuerzo salimos adelante. Hoy damos trabajo a más de 80 personas y seguimos creciendo.
Tuvieron dificultades cuando emprendieron
Rodolfo Cuadros recordó que en algún momento de su emprendimiento tuvieron momentos críticos con la logística. “Antes alquilábamos las cámaras de frío. Un día la cámara falló y todo el pollo se malogró justo antes de un evento. Desde entonces invertimos en nuestra propia cámara”, precisó.
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