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Anti-política destructora

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Fecha Publicación: 25/02/2022 - 22:58
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Cuando Pedro Castillo asumió la presidencia juró por una “nueva Constitución”. El mensaje del minúsculo presidente que padecemos fue claro: exhibió su profundo desprecio por la ley de leyes, y por ende todas las leyes y, de paso, la política democrática. Es pues un anti-político y anti-demócrata (o pos-demócrata) al que no le gusta la actual Carta Magna y quiere una que emane del ‘pueblo’ (¿?). Para cumplir con su juramento de una “nueva Constitución” deberá convocar a una Asamblea Constituyente.

Esa será la excusa de oro para cerrar el Congreso y librarse del control político que le incomoda, dada la entraña corrupta, mendaz y de evidente desafección de la legalidad de este régimen de izquierda filo-terrorista.

En su afán de desembarazarse del Congreso, lo culpa de todos los males y desgracias del Perú, y hace lo propio con la Constitución liberal de 93 que nos rige. Habría que recordarle al señorito de Chota que esa Constitución sacó a millones de compatriotas de la pobreza e hizo del Perú la refulgente estrella sudamericana capaz de captar multimillonarias inversiones que fomentaron el desarrollo de la gran minería, la agroexportación, el boom culinario, el ingreso de importantes cadenas hoteleras en distintos puntos del Perú, entre otras actividades extractivas, productivas y cadenas virtuosas de servicios diversos.

Para Víctor Andrés Ponce, analista y director del portal ‘El Montonero’, estamos ante “una estrategia que Perú Libre y el Movadef desarrollan a nivel nacional para organizar una oposición radical antisistema que, en un determinado momento, logre forzar la convocatoria de una constituyente”. Y añade: “todos los actos de radicalismo promovidos por Perú Libre y el Movadef apuntarán a demonizar al Congreso (…) no obstante el desmadre, el desgobierno nacional y la implosión del Estado causados por Pedro Castillo, uno de los peores presidentes de la historia republicana”.

La amenaza es real, y la oposición se equivoca al creer que a este anti-demócrata y a la anti-político se le puede combatir con modales y herramientas democráticas y el apego a una Constitución que desprecia. La semana pasada, Perú Libre impulsó una movilización nacional contra el Congreso, al que califican de “golpista”. Todo populista, especialmente comunistas como Castillo, denigran la política democrática en su ambición de sustituirla y perpetuarse en el poder como el falso salvador de países que estuvieron infinitamente mejor sin ellos.

El de Palacio juega al bruto sin ideología, pero su retórica de manual comunista lo delata. Lo suyo es patear constantemente los pilares fundamentales de la democracia, propiciar el odio, la división y creación de bandos irreconciliables.

El hombrecito encarna la pos-democracia, es decir una democracia que parece, pero no lo es ni podrá serlo.

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