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Antícona

Fecha Publicación: 25/01/2025 - 21:50
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Hay poemas que conectan espontáneamente. “Los que tienen éxito en los recitales”, afirmó el poeta boliviano Gabriel Chávez Casazola en una de nuestras tertulias. Acabo de culminar “Antícona” de Antonio Sarmiento, el poeta de los dos puertos: nacido en Chimbote en 1966 y radicado en el Callao hace algunas décadas. Ganador del Premio Copé de Poesía, el 2015, con “La colina interior”, Sarmiento es uno de los más notables poetas surgidos en la década de los noventa. “Antícona” es una antología poética, un breve repaso por su obra cuya propuesta supo driblar los excesos del coloquialismo, se mantuvo imperturbable a sus asedios. Su poesía se ha nutrido con lo mejor de nuestras tradiciones, es urbano cuando increpa a los fantasmas de esta selva de cemento, es simbolista en su paso por lo lírico, es surreal cuando necesita abstraerse de lo cotidiano y es visual en el momento que irrumpe con la osadía de las vanguardias. Lo recuerdo desde que firmaba con seudónimo. Por eso ahora que me detengo en su más reciente publicación, es inevitable volver a aquellos recitales cuando el poeta culminaba airoso ganándose las palmas del respetable, perturbado aún por los versos de “La vida en sepia”, “Metamorfosis orgásmico”, el inolvidable “Mi casa de Buenos Aires”, “El junco y la tormenta”, “La ciudad de los gritos”, “Una partida en las rocas” o “Gramatología”, poemas de sus siete libros. “...por todo el plomo en los tobillos/ y el cascajo en el corazón/ maldigo y grito/ callo y grito/ escribo y grito/ jadeo y grito/ jalo el gatillo y grito”, escribe en uno de sus más célebres poemas. Y ese grito no es gratuito: su grito es la espada de una generación que se hizo a la poesía entre apagones y coches bomba, salpicada por el veneno de la más abyecta descomposición social, en un país que todavía observa desde lejos el ocaso de sus Poetas. Acaso por eso Antonio Sarmiento acude a un título que bien puede leerse como la herencia materna, la raíz a la que se aferra para sembrar definitivamente estos poemas. “Esta es la historia de un hombre que/ amaba su país, el héroe, el súper héroe/ que pasó del nombre al hombre, y por ello/ le arrancaron hasta el habla. Lo/ único que no le pudieron quitar/ fue la muerte. Después de muerto/ quisieron degollarle su libertad./ No pudieron. La llevaba consigo.” Culmina. Y cierra bien este manifiesto. Han pasado treinta y dos años desde la publicación de su primer poemario, con “Antícona” nos retorna a esa rebeldía que lo presentó como el más original de nuestros Poetas.

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