Apaga el celular
Hoy vivimos un tiempo donde los gestos tiernos de la abuela o el reconfortante contacto de la mano materna en momentos difíciles han sido desplazados por la omnipresencia de un simple aparato por el que la mayoría ha desarrollado una adicción preocupante. Nos referimos al teléfono móvil, celular, smartphone o cómo quieran llamar al desagradable aparato que permite que nos interrumpan hasta en medio de una ducha o departiendo con amigos.
En las salas de emergencia contemporáneas, en la espera de los dentistas y otros médicos en las que los niños y niñas aguardan atención, las jóvenes madres recurren a dispositivos electrónicos para consolar a sus pequeños, ya sea entregándoles un celular para jugar o mostrándoles algo en una tablet. ¿Por qué esta inclinación a recurrir a la tecnología para confortar a un niño asustado o adolorido? Nada le da más seguridad a un pequeño que aferrarse a la mano de mamá. ¿O no recuerden su infancia?
Byung-Chul Han, eminente filósofo y ensayista surcoreano radicado en Alemania, sostiene la sustitución de aquello por el móvil porque “ayuda a tener la certeza de que vivo, de que existo. De esa forma nos aferramos al móvil en situaciones críticas. El apoyo ya no viene de los otros, sino de uno mismo. Eso nos enferma. Tenemos que recuperar al otro”.
La obra de Byung-Chul Han, aborda temáticas cruciales para la sociedad actual, desde la cultura digital hasta la tecnología y la psicología, fusionando ideas filosóficas orientales y occidentales. Han se erige como un crítico perspicaz del capitalismo, proponiendo la necesidad de “domar, civilizar y humanizar el capitalismo”, respaldando la economía social de mercado como una demostración de este proceso.
Han no contempla el teléfono móvil como un simple dispositivo, sino como un “oso de peluche digital”, un “instrumento de dominación”. Incluso lo responsabiliza de contribuir a la desaparición del erotismo debido al narcisismo y exhibicionismo de las redes sociales. Observa cómo estas plataformas generan una realidad distorsionada, donde todos parecen ser triunfadores, parejas felices y trotamundos incansables, obviando la lacerante pobreza material que realmente existe. Así, hemos pasado del pobre, pero honrado, al pobre, pero con iPhone.
En una entrevista con El País, Byung-Chul Han revela la creciente adicción a la información, llegando al extremo de hablar de “datasexuales”, individuos obsesionados con recopilar y compartir datos sobre su vida personal. El smartphone, lejos de ser solo un dispositivo, se convierte en un lugar de trabajo y confesionario digital, donde nos desnudamos voluntariamente buscando atención.
Aboga por apreciar el ocio y redescubrir actividades no productivas para la sociedad, como contemplar la naturaleza y cuidar de las flores. Advierte sobre la sobreexposición a la información, que puede explotar nuestro cerebro. Según el autor de ‘La sociedad del cansancio’, la tecnología actual destruye la empatía y nos distancia de los demás, convirtiéndolos en meros objetos.
Apaguen los dispositivos. Abracen la costumbre saludable de salir sin ellos.
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