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Apostemos por el bioplástico de azúcar

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Fecha Publicación: 15/03/2023 - 22:00
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Desde hace una década, diversas empresas iniciaron proyectos para conseguir plástico de diversas plantas, una de ellas, el azúcar, que se convierte así en una alternativa sostenible al plástico fósil del que dependen muchas grandes empresas. Instituciones como la Universidad de Bath (Reino Unido) encontró el plástico biodegradable a partir del azúcar y dióxido de carbono que ya se usa para elaborar botellas de bebidas, lentes, revestimientos para celulares, material de construcción, entre otros productos.

Este policarbonato tiene la ventaja de que se descompone más rápidamente que los plásticos convencionales, además de ser más seguro, barato y lo más importante es que se puede biodegradar otra vez en dióxido de carbono y azúcar por medio de enzimas de bacterias comunes.

Según los investigadores, los envases de Poli (Tereftalato de Etileno), conocidos como PET y usados en refrescos, demoran en degradarse más de 200 años y los plásticos tradicionales más de cien años; en cambio las resinas plásticas biodegradables pueden descomponerse en un año.

Es por ello que empresas como la start-up catalana Oimo también se sumó a la lista de organizaciones que crearon material similar al plástico a partir de concentrados de algas marinas, azúcares y aceites vegetales que son biodegradables en el entorno marino. Su objetivo apunta a diseñar y producir envases de un solo uso para empresas de alimentos, cosmética y también con el material realizar anillas para las latas de bebidas. Asimismo, para determinado sector del mercado, los envases elaborados con caña de azúcar son de demanda porque son recipientes resistentes y cuentan con propiedades térmicas que permiten contener comidas frías o calientes.

En Países Bajos, hace unas semanas, una empresa anunció el desarrollo de nuevas técnicas para fabricar bioplástico a partir del azúcar. Con ello, esperan monetizar la tecnología sustentable, pues el mercado del sector gaseosas demanda grandes cantidades del material para la fabricación de botellas. Su nueva fábrica en Groninga costará 150 millones de euros, un 20% más del gasto previsto debido a los elevados costos de los materiales de construcción. Y proyectaron que la fábrica generará una facturación entre 40 a 50 millones de euros por año.

En muchos países la preocupación para que sus empresas contaminen menos ha llevado a apoyar estas iniciativas de bioplástico, puesto que con sus propiedades físicas pueden competir perfectamente con la de los plásticos tradicionales en cuanto a dureza, transparencia y resistencia a golpes y rayaduras.

No esperemos más para detener la severa contaminación del plástico, sobre todo en nuestros océanos a donde, según la ONU, llegan 20 millones de toneladas cada año.

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