Armando el Congreso
Aunque nos sigan repitiendo que se disolvió el Congreso por corrupto y obstruccionista, y que ahora se aspira a elegir un Congreso honesto y democrático, entiéndase “colaboracionista”, es evidente que se cerró el Congreso sólo porque había derogado la ley madre del sistema legislativo del gobierno mundial de la ONU, el decreto legislativo 1323, y porque los congresistas cometieron el pecado imperdonable: conformar una comisión investigadora de las ONG que reciben millones de dólares de Soros para imponernos su agenda globalista de dominación.
Por eso la algarabía en el frontis del Congreso en la noche de su disolución, el grupo que bailaba estaba integrado por miembros de las ONG que se habían salvado, por ahora, de ser descubiertos con las manos en los millones de dólares de Soros, recibidos traidoramente a la Patria, por destruir nuestra nación y someterla al imperio globalista.
Informar esto como “amicus curiae” ante el Tribunal Constitucional el día de la vista de la cuestión competencial constitucional interpuesta por la Comisión Permanente del Congreso, ha sido tal vez uno de los deberes ciudadanos más importantes que haya cumplido, luego de informar ante el JNE en el año 2000 para sustentar la improcedencia constitucional de la re-reelección presidencial de Fujimori.
Pero a diferencia de entonces, este Tribunal Constitucional no firmará una sentencia elaborada en el SIN, y frente a la desacertada campaña de desprestigio que le han realizado en las últimas semanas, montando falsos “ampays”, para presionar a sus miembros a que le den la razón al Poder Ejecutivo, y si no, puedan desconocer su sentencia por provenir de un “TC corrupto”, todos los miembros del TC deberán sentenciar constitucionalmente sin subterfugios políticos o jurídicos, pues saben que pasarán a la historia como héroes de la constitucionalidad y la democracia o como unos miserables.
Un proceso electoral congresal trasunta nebuloso, mientras se excluyen candidatos que por ser provida y familia, amenazan con ser los nuevos obstruccionistas de un Congreso, que se estaría armando a pedido, con encuestadoras que dan como ganadores a candidatos desconocidos, a partidos con bases diminutas infiltrados con candidatos pro género, y un voto electrónico con programa elaborado por una empresa de Soros.
Se está menospreciando el poder del pueblo, que como en Bolivia, no permitió el fraude; en el Perú tenemos la fuerza moral y espiritual para levantarnos, en constitucional insurgencia, en defensa de nuestra Patria.
