Ayacucho, Barranca, Trujillo y la cultura
Conmueve cómo localidades con menos recursos apuestan por la cultura como agente de cambio. Ayacucho y el impulso de la Municipalidad Provincial a su novena Feria Internacional del Libro promovida por el ex presidente de la Cámara Peruana del Libro, el escritor Willy del Pozo; la Feria del Libro de Nuevo Chimbote que organiza su subgerencia de cultura que lidera el piurano Manuel Chiroque o la Feria Nacional del Libro de Barranca que llegó a su cuarta edición gracias a la vocación de Luis Ueno, su alcalde, quien con un equipo compuesto por Haydeé de la Rocha, Michael Montes del colectivo ACUBIPROBA y Paolo Sayán, su joven subgerente de educación, cultura y deporte, han demostrado que sí es posible promover el libro y la lectura en el Perú. Ayacucho tuvo como país invitado a Bolivia, país que el 6 de agosto de este año celebrará su Bicentenario. Por eso, entre los escritores que visitaron la Ciudad de las Iglesias, destacaron Robert Brockman, Gabriel Chávez Casazola, Valeria Sandi, Alex Aillón Valverde y Homero Carvhalo, entre muchos otros. En Barranca ha sido importante la participación de Roberto Rosario, ganador del Premio Nacional de Novela Breve convocado por el Banco Central de Reserva, la popular Nicolosa, personaje de Ángel Calvo, y del narrador y abogado Gary Marroquín, director de la Casa de la Literatura Peruana, quien destaca además por ser el primer escritor en el cargo de una institución que ha logrado consolidarse como una de las más importantes del país, gracias a su apertura y a su indesmayable actividad, que va desde recitales, presentaciones, hasta conferencias, exposiciones y ferias. Algo absolutamente distinto a lo que acontece en Trujillo, la otrora “capital de la cultura”, la tierra que nos entregó a César Vallejo, Antenor Orrego y Víctor Raúl Haya De La Torre, cuya emblemática Biblioteca Municipal ubicada en la Av. España padece un vergonzoso abandono por parte de la autoridad municipal. “En un país con muy pocos lectores, casi sin bibliotecas públicas, con muchos analfabetos funcionales, esto no es solo absurdo, estúpido e indolente. Es escandaloso. ¿Qué pensarán el alcalde, el gobernador regional y los responsables de promocionar la lectura? ¿Son conscientes de esta tragedia? ¿Hacemos ferias de libros, tenemos planes lectores regionales y ni siquiera podemos mantener una biblioteca pública? ¿Qué sentido tiene escribir y publicar con semejante realidad? Alguien tiene que hacernos ver lo importante que son las bibliotecas públicas para los seres humanos. ¿Cuántos lectores hemos perdido ya por esta ignorancia? ¿El municipio tiene ya un plan para solucionarlo? Sospecho que no, y ni le interesa. Los libros no dan réditos políticos”, ha denunciado el escritor Luis Eduardo García. La indignación se justifica. Hacemos votos para que la población se ponga de pie y reclame la recuperación de esos espacios. Que lo sucedido en Ayacucho, Nuevo Chimbote y Barranca se replica en otras regiones. La cultura nos necesita. Peleemos por ella.
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