ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Balance y liquidación del Humalismo

Imagen
Fecha Publicación: 20/04/2025 - 22:00
Escucha esta nota

Los Humala (Ollanta y Nadine Heredia) irrumpieron en la escena política en 2006 con un polo rojo y una narrativa radical, financiados por el dinero negro del chavismo venezolano. En esa elección, perdieron con claridad frente al aprismo y Alan García en segunda vuelta. En aquel entonces, su discurso era casi una réplica del que hoy representa Antauro Humala. Sin embargo, tras el evidente declive del “socialismo del siglo XXI”, los Humala dieron un giro estratégico hacia el Lulismo brasileño, que también los financió, esta vez a través de las constructoras vinculadas al Partido de los Trabajadores (PT).
Con una “hoja de ruta” moderada, y sumando aliados del establishment, lograron vencer al fujimorismo en la segunda vuelta de 2011. Recibieron un país con un crecimiento económico cercano al 8 %, con reducción acelerada de la pobreza y una dinámica de inversión en infraestructura a nivel nacional. No obstante, el deterioro institucional y social que hoy vivimos comenzó en su gestión.
El humalismo envenenó el debate político con discursos polarizantes y odio. Reformaron los programas sociales bajo el eslogan “incluir para crecer”, creando un ministerio que reflejaba una visión asistencialista mal planteada. Sobredimensionaron proyectos como la refinería de Talara y la Línea 2 del Metro, promoviendo obras sin sostenibilidad ni transparencia. Dañaron la institucionalidad de la Policía Nacional, y la figura presidencial fue degradada por las constantes intromisiones de Nadine Heredia en la gestión del Estado.
Durante su campaña prometían “agua sí, oro no”, pero ya en el poder buscaron que el proyecto Conga se concretara. Esa contradicción los deslegitimó, pues traicionaron sus propias banderas por comodidad y poder. Hoy, de su prédica no queda nada. En 2021 postularon sin relevancia, sin partido, sin prensa aliada, sin empresarios amigos ni base social.
Recientemente, ambos han sido condenados a 15 años de prisión por lavado de activos, relacionados a los aportes de campaña de 2006 y 2011. Aunque la corrupción fue evidente en casos como el Gasoducto Sur, la Línea 2 del Metro o el hospital Lorena del Cusco, la sentencia por lavado de activos es débil jurídicamente. Esto podría abrir la puerta a una peligrosa persecución judicial con bases endebles.
El asilo otorgado a Nadine Heredia en Brasil, país de sus antiguos socios políticos, es casi una confesión tácita de su implicancia en tramas corruptas. La velocidad con la que se concedió el salvoconducto sugiere que el gobierno de Boluarte ya estaba al tanto del proceso.
Lo correcto sería que la justicia actúe con firmeza en los casos de corrupción donde existan pruebas sólidas y, con base en eso, se solicite la extradición de Heredia. Una condena mal sustentada puede desmoronarse y generar más daño que beneficio. Además, sirve como cortina de humo para que fiscales del equipo Lava Jato encubran su ineficiencia y posibles actos irregulares.
Aunque los Humala hoy no representan nada, sus antiguos aliados aún operan en el sistema judicial. En la historia quedarán como piezas menores corrompidas por un mal mayor que todavía sigue vigente.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.