El Partido Aprista Peruano atraviesa una encrucijada histórica. Tras años de crisis y desconexión con nuestra verdadera esencia popular, ha llegado el momento de la renovación, de la recuperación doctrinaria y de la afirmación de nuestra identidad como fuerza democrática y social.
Enrique Valderrama
Director de la plataforma de opinión Web Punto de Encuentro. Coordinador del Centro para la Democracia Social. Activista Político.
El sábado pasado, el instituto “Identidad”, dirigido por José Julca, invitó a los precandidatos presidenciales del APRA a intercambiar ideas en la sede de la Federación de Periodistas del Perú. En total, asistimos seis de los diez que han manifestado su voluntad de competir en las internas: Neptalí Ramírez, Juan Carlos Sánchez, Magno Mendoza, Yamel Romero, Augusto Valqui y un servidor.
La inseguridad será el eje central del debate público. Por eso, junto a un equipo de técnicos y especialistas —criminólogos, abogados, policías, militares, entre otros— hemos elaborado lo que denominamos un shock de seguridad integral para el país. Este plan incluye tres reformas estructurales y un cambio de enfoque en el control de fronteras.
El viernes 19, en Comas y ante más de 200 compañeros, acepté liderar la corriente de la Renovación a lo largo y ancho del país, comprometiéndome a inscribir y encabezar una plancha presidencial. El evento fue organizado por el Comité Distrital de Comas y el Comité de Lima Metropolitana, encabezados por Mirtha Ortega y Alberto Uculmana, respectivamente.
El profesor universitario Germán Peralta Rivera escribe sobre el APRA un valiente texto que vale la pena replicar en parte en este Diario:
La corriente de la renovación avanza en las múltiples dimensiones que se propuso desde su nacimiento en 2018, cuando planificamos los hitos a seguir. Quiero destacar el aporte en la planificación de mi hermano mayor, Omar Gandarillas (Q. E. P. D.), y de mi tío Miguel Gogny. En muchas de estas sesiones me acompañó quien hoy es mi esposa, Jennifer Guerra, y el comunicador Omar Vía.
El Proyecto Especial Chinecas, concebido hace más de cuatro décadas como motor de desarrollo para Chimbote y toda la región Áncash, vuelve a estar en el centro de la polémica.
Algunos referentes apristas —específicamente exparlamentarios que, en conjunto, suman 62 años de labor congresal— han anunciado su intención de volver a ocupar escaños. Persisten, con todo derecho, en liderar orgánica y políticamente al partido.
El viraje de la política hacia la extrema derecha ha dejado de ser un fenómeno aislado para convertirse en una tendencia de época. Asistimos al resurgimiento de un movimiento esencialmente antipolítico, que utiliza dicotomías irreductibles y presenta al adversario como el mal absoluto, imposibilitando cualquier forma de diálogo.
El miércoles 23 de julio, nuestro equipo, adscrito a la gran corriente de renovación del APRA —con múltiples expresiones en distintas regiones del país—, presentó en San Juan de Lurigancho a 45 técnicos responsables de igual número de temas estratégicos. Lo hicimos ante 120 dirigentes de base de Lima Metropolitana.
Hoy, 28 de julio, Dina Boluarte dirigirá su último mensaje presidencial al país. El año pasado empleó cinco largas e interminables horas para hacer un recuento de sus supuestas obras. Describió un país que no existe y mintió con bastante convicción. Claramente, la puesta en escena no la ayudó; al contrario, su aprobación hoy apenas llega al 2 %.
Desde uno de los equipos de la inmensa corriente de renovación del APRA, a la que pertenezco, presentaremos este miércoles 23 de julio, a las 6:30 p.m., a 35 técnicos que respaldan nuestra propuesta programática interna. Este planteamiento, denominado “La Agenda Social”, busca validarse a nivel popular, dirigencial, gremial y social bajo el nombre de “Compromiso Perú 2026-2031”.
Mucho se ha hablado de la reactivación económica a propósito del estado actual de la economía popular en el Perú y de la necesidad de generar empleo formal con mayor velocidad. Incluso el Gobierno ha presentado diversos planes en ese sentido, los cuales, evidentemente, han sido palabras al viento.
El país atraviesa una etapa crítica, marcada por la falta de rumbo de un gobierno que nunca supo qué hacer con el Perú y un Congreso que ha decidido contemporizar con el Ejecutivo a cualquier costo social o político, abdicando de su función de fiscalización.
En el país contemplamos con estupor la batalla campal en el Ministerio Público. Dos bandos pugnan por controlar la Fiscalía de la Nación, casi como aves carroñeras disputándose una presa que yace inanimada en el suelo. Algunos afirman que parece una disputa entre los Corleone y los Barzini.
En las últimas semanas, ha resurgido una controversia que, aunque parezca anecdótica, encierra elementos de suma gravedad institucional: ¿quién representa legítimamente a CONACO, la Confederación Nacional de Comerciantes? ¿Un gremio con ocho décadas de historia o una empresa inmobiliaria de nombre similar?
El consenso sobre la destitución del ex PCM Alberto Adrianzén era bastante alto; por tal razón se precipitó su renuncia. De esta forma, el Gobierno evitó que fuera despedido entre los naturales maltratos verbales que un acto político como una censura siempre trae consigo.
Desde la corriente de renovación del APRA, planteamos que el debate debe centrarse en propuestas concretas orientadas a las grandes mayorías nacionales. Esto permitirá dialogar con otras plataformas políticas, pero sobre todo iniciar un gran “diálogo social” con organizaciones de base, teniendo como sustento nuestra agenda social.