Biopoder o biopolítica II – el desborde social

Muchos me han escrito durante la semana, a propósito de mi última columna sobre el biopoder y la biopolítica, ya que el nombre describe el uso del poder ante una amenaza biológica que pone en peligro la vida de las personas; el temor social hace que el poder político establezca normas para el control social, creando regulaciones en nuestra forma de trabajar, producir, y en general tratan de controlar todas las actividades humanas pero ¿qué pasa si las personas no las cumplen? La respuesta es que el biopoder te margina, te quita la libertad y te encierra, tal como lo vimos en los primeros días de la pandemia.

Sin embargo, también el biopoder o biopolítica, genera en las personas dos reacciones; la primera ligada al cumplimiento de las normas por el miedo, pero la segunda es la reacción de las personas cuando las reglas que le impusieron no funcionan. Cuando sucede esto último, la actitud social cae en una indiferencia ante las normas, porque supone el agotamiento del modelo inicial o que el gobierno ha sido incapaz de cambiarlas por su incapacidad. Pero ¿qué pasa cuando la fuerza de la realidad supera las normas impuestas que no dan buenos resultados? Pues aquí se impone la naturaleza del ser humano; deviene en el rompimiento de las reglas y se empieza un nuevo ciclo, que no es otra cosa que aprender a vivir en una sociedad contaminada, al estar desamparados por un Estado que no supo como gerenciarla.

Eso está pasando en el Perú. La naturaleza de la supervivencia se ha impuesto; las personas tienen que trabajar para comer, aquí las reglas ya no existen y ello por la incapacidad del poder político por no saber impartir reglas reales y tratar de imponer un modelo, ignorando que los modelos son sólo eso “modelos” y que, si dieron resultados en otros lugares, es porque obedecen a otras realidades. Ahora la pregunta es ¿cómo se administra la naturaleza del hombre?, ¿más regulaciones en lo social, económico o político? Creo que no, lo que le toca a cada persona es asumir sus responsabilidades para subsistir, que no es otra cosa que cuidarse para que al mismo tiempo cuide a otras personas. No sé si nuestra idiosincrasia dé para eso, porque depende de la variable estructural educativa la cual nos juega en contra.