Bolivia y el fin del “socialismo del siglo XXI”
La descomposición del modelo chavista, el “socialismo del siglo XXI”, se manifestó nítida y políticamente el pasado domingo 10 de agosto en Bolivia cuando el partido gobernante, Movimiento al Socialismo, que lideró Evo Morales en 2005, reelecto fraudulentamente varias veces, se hundió en las urnas y el repudio popular. La debacle fue tal que el MAS ocupó el sexto lugar con apenas el 3,14% de los votos, lo que puso fin a casi 20 años de ejercer el poder.
El domingo 19 de octubre, en segunda vuelta electoral, o Rodrigo Paz Pereira (Partido Demócrata Cristiano), quien alcanzó el 32% de los votos, o el expresidente conservador Jorge Tuto Quiroga, con el 27%, tendrá que resolver la grave crisis social y económica en la que Bolivia está sumergida por obra y gracia de medidas populistas y prácticas extremistas de izquierda que muestran al mundo del siglo XXI la tragedia en resultados del modelo bolivariano y chavista.
La economía y las finanzas son deplorables. El país sureño carece de dólares, combustibles, gas, petróleo, gasolina. La población soporta inflación alta y la ausencia de artículos de primera necesidad. Las reservas internacionales son mínimas y la inflación anualizada es de 25%. El PBI es negativo y la deuda externa impagable. En otro plano, la inestabilidad dificulta cualquier salida de la crisis.
Perú estuvo a punto de caer en igual situación con el gobierno del marxista Pedro Castillo, quien intentó disolver el Congreso. Felizmente, la iniciativa no fue y mereció total rechazo. Empero, quedó consumado el grave delito de intento de golpe de Estado. Hoy, el autor sobrelleva el juicio correspondiente.
Dina Boluarte juró la Presidencia al amparo de la Constitución de 1993 y, con altibajos, mantiene su gestión. Están convocadas las elecciones generales para el año 2026. Los intentos de vacarla no prosperaron y tiene la proeza de remontar esos baches. Ahora refuerza su mandato gracias al Tribunal Constitucional, que ha suspendido las investigaciones fiscales y judiciales hasta el 28 de julio de 2026. La sentencia otorga mayor tranquilidad al Ejecutivo y a la presidenta para dedicarse con mayor afán a los múltiples como interminables problemas de su administración.
El futuro del Perú es auspicioso. Lo advertimos cuando Japón acaba de firmar una alianza de Gobierno a Gobierno (G2G) para ejecutar el estratégico megaproyecto Majes Siguas I y II, que impulsará el desarrollo agroindustrial de Arequipa con 65 mil nuevas hectáreas para cultivos orientados a la agroexportación. Por otra parte, deben mantenerse las cifras en reservas internacionales netas, bolsa comercial y la de pagos; la deuda externa de 32% del PBI, así como el crecimiento de 3,3% proyectado para 2025.
En otra orilla, la inseguridad ciudadana (más de 4.800 asesinatos durante este mandato) y la corrupción son los talones de Aquiles del gobierno, según las encuestas. Así, enfrentar con éxito la ola delincuencial, que se percibe imparable, determinará la valoración final que la sociedad haga sobre el régimen de Boluarte: o es exitoso o se le recordará su fracaso.
*Exsenador de la República
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