Boluarte es la crisis
Dina Boluarte ha generado caos desde el primer día que reemplazó a Pedro Castillo. Es una mujer que no está libre de señalamientos por actos de corrupción. Según informa Raúl Tortolero, del Panampost, tiene “lazos estrechos con Juan Carlos Monedero, uno de los liderazgos de Podemos, ese partido de ultraizquierda española, quien viajó en julio de 2021 a Perú. Monedero es además un conocido chavista”
Lejos de mostrar grandeza, Boluarte exhibe premeditación para desunir a los hijos de una misma tierra que ya no se reconocen como hermanos ni buscan un destino en común. La socia, brazo derecho de Castillo y promotora de la Constituyente, chillaba en las plazuelas contra la economía social de mercado y los 200 años de fracaso de la “república criolla”. El mismo discurso de odio de Perú Libre, de etnocaceristas, narcos del VRAEM, Inkarri Islam, Sendero, del MRTA, Movadef y demás extremismos.
Boluarte debe renunciar, tiene las manos manchadas con la sangre de más de veinte compatriotas, pareciera seguir un plan chavista para perpetuar al comunismo en el poder y forzar una inevitable Constituyente, como ocurrió en Chile. Y eso es justamente lo que ayer pidió Perú Libre, al negarse a adelantar las elecciones, una Asamblea Constituyente.
Paralelamente está en marcha la operación “Salvar a Castillo y devolverle la Presidencia”, dirigida desde México por el ruso Daniel Estulin, quien dirige las masas hacia Lima y quien dice logrará “darle la vuelta a este golpe de la derecha”. Puede que su optimismo haya menguado tras que su cliente recibiera dieciocho meses de prisión preventiva. Esto, por cierto, ha enardecido aún más a quienes creen en el “profesor”.
Stulin arguye que existen pruebas de que Castillo fue “drogado” y que le apuntaron con un arma de fuego amenazándole de muerte para que leyera el documento dando un Golpe de Estado. Afirma, además, que las pruebas saldrán a la luz en su momento. Esta versión –falsa o no– es la que ha corrido a lo largo y ancho del país, de boca en boca, y de pueblo en pueblo, empujando las movilizaciones, ya infiltradas por sediciosos y vándalos. Si algo semejante fuera remotamente cierto se encendería la mecha de algo inimaginablemente peor de lo que ya padeció el Perú en los años ochenta.
El nivel de violencia es tal que Wilmer Domínguez, director de Inty Noticias, órgano oficioso del castillismo ha invocado a la “resistencia pacífica” para evitar la sangría, Lamentablemente ya es tarde. La Policía y las Fuerzas Armadas deben restaurar el orden; correrá más sangre, tanto de quienes ponen el pecho por defender el Estado de Derecho como la de civiles, jóvenes y niños. Víctimas seremos todos.
A Boluarte ya le renunciaron varios ministros. Se quedará sola, y si permanece, será apenas la marioneta de militares controlados por el castro-chavismo. Y el soberbio Congreso, no lo duden, tomado por la turba.
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