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Carlos Hayre Ramírez

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Fecha Publicación: 25/06/2022 - 21:20
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Por Willy Terry Sáenz

La relevante trayectoria de un músico y lo efectiva que esta pueda haber sido en términos hereditarios o de legado, es directamente proporcional a su vigencia a través de los años. No es lo mediático de su función como artista, ni el protagonismo logrado en una determinada actuación; tampoco el virtuosismo que demuestre como ejecutante ni el esporádico éxito seguido de un bullicioso aplauso; es lograr sostenerse como referencia a pesar de la ausencia física y de las nuevas propuestas que surgen llenas de entusiasmo, juventud y osadía.

Tal es el caso del maestro Hayre, a quien con mucha justicia se le brindará un reconocimiento público conmemorando los 90 años de su natalicio (1932 – 2012). Tiempo transcurrido entre el aprendizaje formal y la bohemia implícita de los barrios que le tocó caminar, acompañado de personajes claves para su formación musical, en una extensa travesía por lo académico y lo vivencial. Lorenzo Humberto Sotomayor, Manolo Ávalos, Adolfo Zelada, Nicomedes Santa Cruz, Manuel Acosta Ojeda, Whaldy Pedraza, los hermanos Ascuez y todo un jaranero entorno musical, por señalar solo a algunos.

Construye desde su aparición, un nuevo derrotero para la guitarra criolla, desarrolla con mucha audacia y conocimiento, la corriente armónica y propone una etapa distinta para la música popular; este hito se consolida dentro de nuestra historia gracias al contingente de talentos que siguen la propuesta; es la escuela, es la formalidad conjugada con la experiencia callejera; es la técnica aplicada al fervor de la jarana; es saber lo que se hace y lo que se dice.

Aquí la trascendencia; hizo y creó cosas para ser continuadas, para darle dinámica a la tradición; para reforzar los cimientos de nuestra cultura musical.

Tantos afanes musicales, no podrían pasar inadvertidos o sufrir la indiferencia de nuestra incipiente política cultural; que se sepa que nos enseño a explorar el mundo jazzístico y la guitarra moderna; que sus acordes y progresiones armónicas sigan ocupando el lugar que él les supo asignar; que se conozca su amplia discografía, su paso por la marinera, el festejo, los huaynos, la muliza y la contagiante música tropical; que se hable de su excelso paso por la mandolina, violín y contrabajo. Que digamos que Carlos Hayre Ramírez dejó una escuela y un afán que todos debemos entender y continuar.

Solo queda imaginar el celestial encuentro con el gran Arsenio Rodríguez. Convergencia.

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