Centro histórico de Lima
Desde hace mucho tiempo la llamada “Lima cuadrada”, también conocida como el “Damero de Pizarro” o “Centro Histórico de Lima”, es francamente un caos, aunque hay que destacar los esfuerzos de la Municipalidad Metropolitana para resolver el problema y recuperar la prestancia que antaño tuvo.
En el Congreso de la República ha existido la misma preocupación, y para resolver el problema, en diciembre del año pasado se aprobó la “Ley de creación de un régimen especial para el Centro Histórico de Lima...”, la cual, al ser promulgada por el Poder Ejecutivo en enero de este año, lleva el N.º 31980.
Al nominarse dicha ley, en su título se estableció su objetivo, que no es otro que “proteger su patrimonio cultural y fomentar su desarrollo integral y sostenible”, refiriéndose, por cierto, al “Centro Histórico de Lima”.
Quienes hemos disfrutado hace varias décadas de las bondades de la Lima cuadrada recordamos su esplendor, con calles bien cuidadas y edificaciones de vivienda muy bien mantenidas por sus propietarios y habitantes, así como comercios de todo tamaño a los que concurría clientela de todos los distritos capitalinos y también del Callao.
Hemos sido también testigos de la ardua tarea de don Bruno Roscelli para recuperar los antiguos balcones limeños, así como de los esfuerzos desde el Poder Ejecutivo para mantener en buenas condiciones una serie de locales públicos, en los que destacan el “Palacio de Torre Tagle”, sede de nuestra prestigiosa Cancillería, o la “Casa Goyeneche”, restaurada y puesta en valor por el Banco de Crédito. También recordamos cuando Alberto Andrade Carmona, como alcalde metropolitano de la ciudad capital, se mudó a dicha mansión y la mantuvo, al igual que impuso orden en Lima.
Nos parece perfectamente válido el interés congresal y gubernamental de proteger el legado histórico y el patrimonio cultural y monumental de nuestra antiquísima Lima, pero esto debe hacerse respetando los derechos de los demás ciudadanos, como los comerciantes tanto formales como informales, que tienen derecho constitucional al trabajo y a una vida digna, así como a realizar los emprendimientos que correspondan dentro del derecho a la iniciativa privada y la libertad empresarial.
En cuanto al comercio informal, somos conscientes de que hay que poner orden y promover su formalización, pero esto no puede hacerse de manera simplista, mediante su expulsión, sino implementando y desarrollando lugares adecuados para estas actividades, como mercados, centros comerciales básicos o ferias, todo lo cual es de competencia municipal.
En cuanto a los comerciantes formales y demás emprendedores que cuentan con licencias municipales de funcionamiento y autorización de “Defensa Civil”, es necesario respetar sus actividades y ubicaciones, así como asegurar que las nuevas edificaciones en la “Lima Cuadrada” no se destinen exclusivamente a viviendas, sino que también contemplen comercios, los cuales son no solo necesarios, sino indispensables en cualquier proyecto urbano.
Por lo anterior, nos parece totalmente prudente y conveniente que se realicen las modificaciones que requiere la Ley 31980 para lograr su cometido, sin afectar los derechos de los ciudadanos que tienen sus emprendimientos formales en nuestra querida Lima Centro.
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