Chancay: polo de desarrollo
No es ninguna novedad que el Perú requiere de un proceso de descentralización eficiente y que deberíamos preocuparnos en serio de contar con la infraestructura necesaria para estimular nuestro desarrollo, reconociendo que la actividad privada es la que genera trabajo decente y bienestar.
En lo que se refiere a la descentralización, apostamos por la regionalización y lejos de descentralizar en la práctica cambiamos de nombre a los departamentos por regiones, trasladándole competencias y recursos, mas no al personal idóneo, con lo cual deberemos reestructurar el proceso, pero teniendo como gran actor al sector privado.
En lo que se refiere a infraestructura, no es ningún secreto que adolecemos de un sistema ferroviario, que nuestras carreteras son insuficientes y su mantenimiento deficiente, que requerimos puertos y aeropuertos de primer nivel e incluso sistemas de transporte multimodal que permitan mejorar nuestro intercambio comercial internacional.
Pero como dicen “Dios es peruano”, inversión privada extranjera ha escogido a la localidad de Chancay, para hacer un megapuerto, que permita operar buques mercantes de gran calado, los que ni siquiera pueden utilizar al Callao, pues pese a todas sus mejoras, en él no se pueden hacer milagros.
Para el comercio internacional entre América Latina y Asia, así como Oceanía, pudo escogerse para construir un mega puerto a México, a Panamá, a Colombia, a Ecuador y a Chile, empero se escogió al Perú y dentro del Perú a Chancay por sus características especiales, por su ubicación geográfica y porque podría convertirse en el hub portuario de Sudamérica, más si tenemos en cuenta que tanto nuestras exportaciones como las importaciones, tienen como destino singular a países del Asia, sobre todo China.
Obviamente, el que se haga el megapuerto de Chancay genera envidias y, por supuesto, ambiciones, y ante un accidente recientemente ocurrido, que no es en el puerto sino en un túnel camino a él, se han alzado voces de protesta denostando del puerto, de sus constructores y operadores e incluso manifestando que las inversiones chinas no deben ser bien recibidas, con olvido que los capitales, cuando cumplen con la normatividad tienen que ser bien recibidos, máxime que como se dice “no tienen nacionalidad ni religión”.
Habría que recordar que no todas las empresas de origen chino son iguales, pues las hay de altísima competencia e incluso hasta listadas en la Bolsa de Hong Kong, con inversionistas de todo el orbe.
Un accidente le puede pasar a cualquiera y felizmente sucedió antes de la operación del puerto, por lo que será fácilmente subsanada cualquier deficiencia e indemnizados adecuadamente los pobladores de Chancay que fueron perjudicados.
Chancay será ejemplo de descentralización, la real, la de la inversión privada y no de la imaginaria, y servirá, a no dudarlo, para reducir los costos del comercio internacional, disminuir el tiempo de las operaciones portuarias, generar mayores tributos para atender a las necesidades de la población, así como también generar importante número de empleos directos e indirectos. Con Chancay nos sacamos la lotería, ¡no la perdamos!
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.