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Chantajistas callejeros

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Fecha Publicación: 27/01/2023 - 23:50
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Las marchas, el bloqueo de carreteras, la toma de aeropuertos y la destrucción de propiedad pública y privada no son protesta social sino una lucha política para destruir el Estado de Derecho a punta de actos terroristas y con demandas no negociables. De hecho, si se quisiera dialogar no hay líderes visibles, porque esta estrategia, de manual comunista, es hacer creer que “el pueblo” se ha autoconvocado. Esto, pese a la abundante evidencia de pagos, injerencia extranjera y presencia terrorista.

Es alarmante que en cincuenta días el gobierno no haya frenado a una turba irracional que genera caos, odio, destrucción y muerte, y que, además, ha convencido a la muchedumbre ignorante que estamos bajo dictadura y Pedro Castillo está injustamente preso. La incapacidad del gobierno de Dina Boluarte para comunicar es inmensa, tanto que levanta sospechas, pues resulta increíble no poder explicar algo simplísimo: Castillo dio un Golpe de Estado fallido, razón por la cual fue vacado y su vicepresidenta asumió el cargo. La presidenta no puede seguir apareciendo compungida, pidiendo perdón por 57 muertos que no son su responsabilidad ni de la Policía Nacional, que ha enfrentado las revueltas solo con escudos y lacrimógenas, sin vara y menos balas, pese a la presencia terrorista y de agentes del comunismo transnacional.

Es triste, sí, la muerte de los compatriotas azuzados por comunistas y filoterroristas, pero más triste es que el suboficial José Luis Soncco Quispe (29) muriera calcinado dentro de un patrullero atacado por trescientos asesinos.
Diariamente pueden verse transmisiones en vivo por canales zurdos de youtube, realizadas por algún “manifestante”. Se escucha rechazar a la sucesora de Castillo, desinformar sobre el modelo liberal, calificar a los policías de “mercenarios y miserables”, tildar a los partidos democráticos de “corruptos” y pedir su “desaparición”. Siguen los estribillos “Dina Asesina” y “Guerra Civil, ya”. Ninguna es de reivindicación al campesinado, sino comunismo en su posmoderna versión castro-chavista-bananera. Frente a esto solo hay un silencio preocupante.
Urge desintegrar la retórica perversa que por más de dos décadas ha sido manejada por agitadores (comunistas, caviares y la prensa zurda e irresponsable), contra una Constitución que para 2017 había reducido la pobreza en 50% y que permitió un crecimiento económico inclusivo, desde 2007, según dijo a la BBC la ex Ministra de Desarrollo e Inclusión Social e integrante del IEP, la economista Carolina Trivelli, quien afirmó, además, que: “Los que más se beneficiaron del rápido crecimiento fue el 40% más pobre del país”.

Le toca a los políticos, autoridades y a la prensa decente y comprometida con la libertad, repudiar el chantaje que pretende una Constituyente para borrar la libertad individual y económica, y abrazar el totalitarismo, el estatismo, la miseria y una probable desintegración territorial usando al nuevo “obrero” del marxismo: la identidad (aymara, pueblos originarios, etc.).

La sangre que llegará al río será de quienes la piden, y rápidamente olvidada y repudiada.

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