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Chau, Chile

Fecha Publicación: 03/09/2022 - 22:35
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Hoy domingo los chilenos votarán para Aprobar o Rechazar un nuevo texto constitucional amasado y manoseado durante un año, por la convención constitucional. Es resultado del ignorante capricho de las izquierdas para reemplazar la Constitución “de Augusto Pinochet”, esa que sacó de la pobreza al país y fue respetada por todos los presidentes que gobernaron Chile tras el fin de la dictadura en 1990, incluida la muy comunista comandante Claudia, la terrorista devenida en dos veces presidente de Chile, la doctora Michelle Bachelet.

Esta mujer, más allá de sus propios odios e ideología, supo que esa Ley de Leyes, con sus errores y vacíos corregidos y corregibles, era la mejor para su país, como que lo fue mientras ella lo presidió desde una mirada y postura de izquierda globalista; de hecho a excepción de Salvador Piñera, todos los presidentes post Pinochet han sido de izquierdas, unos menos leves que otros.

La Constitución que hoy se quiere borrar de un plumazo, convirtió a un paisito pobre en una nación pujante, en un emporio agroexportador y minero, logrando que la pobreza se desplome en más de 75%. Chile se convirtió en un imán para los inversionistas, con altos índices de libertad y confianza para los negocios y bajas tasas de corrupción.

Un país del primer mundo rodeado por el inframundo boliviano creado por Evo Morales, de la Argentina repodrida por los Kirchner y del Perú, que con sus altos y bajos, seguía el ejemplo chileno hasta que llegó el del sombrero, como le llegó al vecino del sur el desequilibrado Boric. Todo esto prueba que una maldición roja que traerá hambre y atraso ha caído sobre Nuestra América.

Según las encuestas el Rechazo tiene ventaja, pero si como espera el oficialismo ganara el Apruebo, la nueva Constitución -un listado de extravagantes derechos sin responsabilidades- entrará en vigor en diez días.

En uno de sus ataques de zombi poseso, Gabriel Boric dijo: “Si Chile fue la cuna del liberalismo, será también su tumba”. Y la plaza tarada y emocionada, llorando lo aclamó, como si Boric no estuviera condenando a ese país a la miseria y falta de oportunidades. Un Chile muy distinto al que gestó la Constitución de 1980, forjadora del modelo liberal que se tradujo en estabilidad y un notable crecimiento económico.

No más iniciativa privada ni propiedad privada. Aparecerá un Chile plurinacional, con democracia paritaria, es decir obligadamente con 50% de mujeres en los puestos estatales (¿y si no se encuentra a una que tenga las mejores calificaciones?); se permitirá el aborto (al que ahora se llama interrupción del embarazo, por cuestiones de las agencias financistas) y este “derecho” lo tienen las mujeres y todas las personas capaces de gestar (¿machos preñados?), es pues el triunfo de esa alucinación llamada diversidades sexuales y del identitarismo.

Chau, Chile, aunque triunfe el Rechazo tu destino está trazado.