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Cipriani y el Papa rehén

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Fecha Publicación: 01/02/2025 - 20:10
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Monseñor Juan Luis Cipriani es víctima del pasado de Bergoglio, documentado y testimonialmente vinculado con la dictadura militar argentina. El Papa es un rehén del marxismo y no tiene más espacio de maniobra que el permitido por sus potenciales verdugos, enemigos abiertos de la Iglesia y, más aún, de las órdenes conservadoras como el Opus Dei.

La campaña contra Cipriani es humo para cubrir las barrabasadas del cardenal jesuita Carlos Castillo, quien contravino el comunicado de la Conferencia Episcopal al declarar que la obra “María Maricón” no ofende a la Virgen.

El País, de España, diario oficioso del socialismo, tiró el primer fango contra Cipriani, quien respondió rechazando la acusación y negó haber cometido algún delito o abuso sexual “ni en 1983, ni antes, ni después”; es decir, nunca. Dijo que en 2018 se le informó de una denuncia, pero que esta nunca le fue entregada y que en 2020 tuvo una audiencia con el papa Francisco, quien le permitió reanudar sus tareas pastorales.

Vale recordar que, ni bien Bergoglio fue voceado como papable, la izquierda lo vinculó con la brutal dictadura militar. El periodista argentino Horacio Verbitsky publicó sendos artículos en el diario zurdo Página/12. Según Verbitsky, Bergoglio conocía el plan de secuestro de bebés de detenidas-desaparecidas. En 2013, el periodista trabajaba la biografía Piel de Cordero, el lado oscuro del papa Francisco, que no culminó para no alinearse con los detractores de la derecha. Pese a esto, escribió que “la reconstrucción de su virginidad política contó con todo el aparato poderoso del Vaticano. Negaron las denuncias en su contra y lo presentaron como un héroe de la resistencia a la dictadura”.

Bergoglio requiere ser servil a la izquierda para que su pasado sea enterrado. Sus captores son los mismos que atacan a Cipriani con una supuesta denuncia de 1983, de un entonces adolescente, hoy de sesenta años, y cuyo nombre y testimonio formal no se conocen.

Cuarenta años después de lo que nunca fue motivo de investigación ni de proceso en el Vaticano, salta ahora desde El País. El encargado de proteger la mentira es el periodista Íñigo Domínguez; una de sus notas es a dos manos con la peruana Francesca Raffo. Íñigo Domínguez es el comisionado a lanzarse constantemente al cuello de los conservadores y persistir hasta lograr que sus calumnias sean creíbles. Feliz estará de atacar al muy respetado religioso, a quien el papa Juan Pablo II, hoy santo, tuvo en alta estima y le encargó reabrir los templos de Ayacucho cuando era zona dominada por Sendero.

En 2018 el mismo cuento trató de usarse en su contra de Cipriani y cayó al suelo. Esos tratan de acabar con las tradiciones milenarias de la Iglesia y con las órdenes conservadoras como el Opus Dei. Si Bergoglio no obedece a sus zurdos, su cara y los sendos informes sobre su pasado serán primera plana mundial.

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