Ciudadano ambiental, ciudadano responsable
Un tema que debería ponerse en agenda y que pasa desapercibido es el de crear desde el colegio a los ciudadanos ambientales. Es decir, aplicar la noción de ciudadanía ambiental no solo desde el ámbito político o filosófico, sino ir más allá, como indica el pensador inglés Dobson, concientizar en los derechos y deberes de cada persona.
Con ello se buscaría que los nuevos ciudadanos puedan participar en los cambios sociales, como parte de la sociedad y, apoyándonos en el concepto de Mrazek (1996), convertirse en esa persona que ha aceptado esta responsabilidad y se compromete a actuar para tal efecto.
Uno de los objetivos es generar conciencia pública al informar sobre lo que sucede con el medio ambiente. Un ciudadano ambiental ejerce la crítica de los problemas a su alrededor, pero también comprende, se interesa y reclama sus derechos ambientales.
Para los jóvenes que se están formando, un ciudadano ambiental estaría dentro de sus expectativas, ya que ellos observan el voluntariado como algo dentro del quehacer diario, en este caso ser un voluntario comprometido a aprender más acerca del ambiente, según Mrazek, e involucrarse con la acción ambiental responsable.
En la formación de la ciudadanía ambiental conjugan nociones de aprendizaje y de participación comprometida, es decir conocer y aprender sintiéndose responsables de la problemática ambiental, contribuir con la solución para luego enseñar a no cometer esos errores.
Es importante reconocer que un ciudadano ambiental está consciente de que el problema que afecta al ecosistema tiene efectos sobre la salud, la economía y la calidad de vida. Para formar un ciudadano ambiental se necesita tiempo y paciencia, además de hacer suyos hábitos que puedan influenciar en el resto de personas con las que se convive.
Puedo agregar que la participación de estos ciudadanos en actividades de prevención o mitigación de problemas es compleja, porque las acciones están vinculadas a diversos factores y valores de responsabilidad, solidaridad, compromiso, honestidad, transparencia.
Hay que recordar que los impactos ambientales producidos por el hombre, siguen deteriorando el planeta, por ello los ciudadanos ambientales juegan un papel importante y decisorio para realizar cambios en las sociedades. Esperemos que en el currículo de la educación de los jóvenes se pueda incluir la ciudadanía ambiental como un tópico que contemple una política ambiental y cultural con el fin de formar ciudadanos comprometidos con el cuidado del entorno y el respeto al planeta.