Comisión de representación en el Congreso
La semana de representación de los congresistas fue la semana pasada. Todos sin excepción realizaron actividades en los distritos electorales en los que fueron electos, con el propósito de recoger las inquietudes y demandas insatisfechas de la población para derivarlas a las56 Comisiones Ordinarias del Congreso o al Poder Ejecutivo con el fin de que sean atendidas; sin embargo, ¿es eso suficiente? En mi opinión no lo es, veamos por qué.
Durante el mes, incluyendo la semana de representación, los parlamentarios envían a los órganos del Estado cientos de oficios trasladando demandas sociales, las que seguramente podrían o no ser atendidas. Si multiplicamos el número de oficios por los doce meses del año, tendremos miles de documentos enviados al gobierno, de los cuales sólo sabrán su real situación los congresistas que enviaron el documento, ya que el Congreso no tiene una oficina que centralice la información y que el público tenga acceso a los indicadores de atención de las demandas tramitadas por los parlamentarios. En segundo lugar, las Comisiones Ordinarias también tramitan solicitudes a las entidades del Estado, con el mismo propósito pero se repite el mismo problema; solamente ellos tienen los indicadores de atención de las demandas sociales procesadas.
En el año de 2012 y 2016 propuse en los órganos internos del Congreso la creación de la Comisión Ordinaria de Representación, que tendría como función la centralización de las demandas sociales que se tramitan por el Congreso, pero además el de hacer el seguimiento de atención y solución. La comisión citaría a los funcionarios del gobierno para que expliquen las razones por la que los pedidos de los congresistas que contienen demandas sociales no son atendidos y además participarían en las sesiones de la comisión las organizaciones y personas directamente afectadas. Por otro lado, podría el Congreso tener un banco de indicadores de atención de demandas y la población podría identificar en que estado está la atención de sus demandas, si serán o no atendidas y que hay que hacer para que merezcan solución.
La realidad en el Congreso es que las Comisiones Ordinarias se dedican casi todo el tiempo en realizar debates sobre proyectos de ley y a escuchar a los funcionarios públicos, y dejan de lado las actividades públicas donde puedan procesarse las demandas sociales.
El procedimiento para la atención de las demandas sociales es desordenada y generan duplicidad de funciones malgastando el dinero del Estado y recursos.
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