Como quien nada teme
Cada vez que leo el libro de un poeta, o de una poeta, no puedo disociarlo de su tradición. “El Poeta tiene una voz que misteriosamente es y no es suya”, decía Octavio Paz, en su aproximación al “yo poético”. Por eso la representación a través de un personaje con el que sugerirá, dialogará o seducirá; y por eso la necesidad de caracterizarlo.
Pero para que se llegue a ese proceso es importante los elementos que intervienen para entregarle esa vereda verbal que afinará su personalidad, su instinto.
Con la poeta, editora, y gestora cultural, Leticia Luna (México), acabo de presentar “Como quien nada teme”, el libro de la escritora cubana Lizette Espinosa, publicado en la colección del FIP Primavera Poética de Lima, en la FIL que organiza la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, México.
Aunque su poética dialoga con otras poéticas, respeta muy bien su tradición, ese pilar que tiene en Fina García Marruz, Dulce María Loynaz y Carilda Oliver Labra, acaso el punto de apoyo más importante de la poesia escrita por mujeres en Cuba, y por supuesto de los enormes Nicolás Guillén, Lezama Lima, Fernández Retamar y Waldo Leyva.
En “Como quien nada teme”, se respira su respeto por esa tradición, por la integridad de compartir una propuesta dividida en cuatro partes cuyos intermezzos bien podrían leerse como el necesario soundtrack para entenderla.
Estamos frente a un libro desgarrador que ha sido escrito con la pasión, y la frialdad, de quien conoce su tragedia y ha sido capaz de manejar la tensión.
Poemas en verso libre, breves como delicados objetos de arte en cuya precisión irradia el filo singular de una poética que sabe cortar: “Dichoso quien se atreve a nombrar/ y no teme embarrarse la boca de otras bocas,/ herir la claridad que calla,/ profanar la oscuridad que busca”, advierte de entrada.
“Porque somos animales de sangre irreparable/ hablo de lo que come el corazón más puro”, prosigue. La muerte, la renuncia, la memoria, la búsqueda, son algunos de los ejes temáticos de un libro que estremece por la profundidad del instante y de sus réplicas: “Traigo tus restos ocultos como un arma”, sentencia,
“Como quien nada teme,/ sostenida a su fuerza, varada en la memoria, / al peso de sus pies sobre la tierra”. Lizette Espinosa ha escrito un libro que la afirma como una de las poetas fundamentales de un concierto que tiene en Andrea Cote Botero (Colombia), Maríaluz Albuja (Ecuador), Paula Ilabaca (Chile), Victoria Guerrero (Perú), Paura Rodríguez (Bolivia), Madeline Millán (Puerto Rico), Shir Villalba (Paraguay) y María Casiraghi (Argentina), sus más importantes voces.
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