¿Cómo se desarropa el alma?

¿Cómo se desarropa el alma? Es la primera pregunta a la que me arroja la lectura del poemario de Guillermo Valdivieso, humanista dedicado a la administración de justicia y a la gestión pública. Me detengo en sus primeros mensajes y entiendo que su intención es marcarnos una ruta intrahistórica para aprender a reconocernos desde las emociones más altas. Este libro es la suma de una vida que se entrega en palabras para ayudarnos a llegar hacia nosotros mismos.

Por eso la pretensión es tocarnos dejando de lado las abstracciones. Valdivieso enciende una llamarada, una señal para encontrarnos, su experiencia le permite convocarnos de otro modo, entregándole a su poesía otro formato: elige abordarnos desde sus motivaciones más personales, de allí que cada poema es una emoción con la que nos acerca a su familia. Hay entonces una preocupación por la trascendencia que tiene como punto de apoyo el amor filial, la grandeza de lo cotidiano que marca en su registro el hábito de un hombre atento a su contexto.

Entonces, aquello es el punto de partida de una oda filial y se constituye en un abrir la puerta para presentarnos un desafío mayor: la aprehensión del mundo y sus desastres, la deconstrucción de la calma que difumina cuando se detiene en lo que estamos sobreviviendo; la crisis pospandemia, el egoísmo en la atención que le dejó al planeta cientos de miles de víctimas, la ambición como puñal atacándonos, la destrucción del hombre por el hombre que ha hecho de nuestros territorios paisajes apocalípticos.

Es allí cuando nos escribe el poeta, es en esa nebulosa cuando llega con el fuego de su palabra para señalarnos la esperanza y nos devuelve a conceptos como principios, como espadas de ternura con las que podemos aún asistir a la alegría, y nos escribe sobre la amistad y la fraternidad, aquellos valores supremos a los que necesitamos aferrarnos para salvar el futuro. ¿Cómo se desarropa el alma?

El libro que tiene la libertad de concebir en cada lector múltiples explicaciones, nos aconseja desde el amor y la rabia, desde la tranquilidad y la indignación, desde la ilusión y la desesperanza, que nada es más importante para la convivencia que la apuesta por la familia, que es una apuesta por la humanidad, por ese núcleo que nos enseñaron a identificar desde pequeños y que Guillermo Valdivieso atrapa en sus versos para arropar a su esposa, a sus hijos y a sus nietos. Pero hay más. Un libro es un paraguas al que empuñamos para cuidarnos de la lluvia que es el paso vertiginoso de las horas, o del sol que inclemente se transfigura en la maldad que merodea aún debajo de las piedras. “Desarropando el alma” es eso: un homenaje a los grandes temas que impulsan al escritor a detenerse frente a la página en blanco. Guillermo Valdivieso ha escrito un libro como una hermosa lección paternal y ciudadana.

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