Cómo transformar el estado moral de una nación III
Las naciones han sido hundidas en un quebrantamiento moral como parte de la reingeniería social de una élite luciferina que busca dominarlas bajo un régimen totalitario del gobierno mundial de los organismos internacionales que controlan.
Han usado organismos no gubernamentales para infiltrar organizaciones del Estado y teñir las políticas públicas de ideologías del mal, y pervertir así la cultura y el entendimiento social.
La toma de la mente de las universidades ha sido el escenario más usado para estos fines, pues han logrado que intelectuales sean promotores de sus ideas aberrantes que se dirigen a destruir los conceptos morales de las sociedades del mundo.
Que se estén generando espacios de debate sobre la libertad de exponer el “arte” por medio de la teatralización de imágenes, palabras, apelativos indignos en agravio de lo sagrado para millones de personas, demuestra la abyección moral en que se ha caído como resultado de esta reingeniería social del mal.
Llama la atención cómo lo que implica delitos contra la fe pública, en la modalidad de falsedad genérica, injuria grave y daños graves contra millones de cristianos, como es el vituperio de la santidad de la Virgen María, teatralizando su suplantación por nombre y persona de sexo masculino que practica el homosexualismo, no sólo no haya ocasionado una investigación fiscal de oficio, sino que se estén gestando protestas por la suspensión de la delictiva teatralización.
Debería la Fiscalía investigar quiénes financian esta escuela de la perversión y el crimen en las universidades, los maestros y oenegés que son cómplices de la deformación de los estudiantes, y cómo la libertad de cátedra se ha convertido en campo de cultivo de jóvenes privados de razón moral, que pronto conducirán los destinos de la nación para terminar de destruirla en aras de los intereses de una élite extranjera.
Empezar a cambiar esta execrable situación debe comenzar con poner término al financiamiento oculto de estas oenegés servidoras del mal, y al adoctrinamiento ideológico de los estudiantes con ideas contrarias a la razón natural y a la moral universal, que buscan convertirlos en instrumentos del mal.
Esto es un asunto de seguridad y defensa nacional, un asunto de respeto por los valores sagrados de la nación, que son los que sostienen el delicado tejido social. No es oscurantismo religioso, porque los que están defendiendo esta abyección moral, financiados ocultamente por las mismas fuentes, pronto verán que con lo sagrado no se juega, porque más se tarda el hombre en afrentar lo sagrado que lo que demora la mano del justo juicio de Dios.
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