Comunicación Parlamentaria I
Difícilmente podemos ser comunicadores parlamentarios si no conocemos los procedimientos y los conocimientos no escritos sobre el funcionamiento del Congreso. Escucho permanentemente a algunos analistas sobre el quehacer congresal, inclusive a algunos parlamentarios en ejercicio y a otros que los fueron, que analizan al parlamento sin los conocimientos necesarios, generando un clima de confusión ante líderes de opinión y sobre todo a la población.
El Congreso siempre estará sujeto a las críticas, pero ¿debe el Congreso dejar a la deriva las opiniones que se realizan sobre él sin tener respuestas institucionales solventes?
Durante mi experiencia el Congreso y otras instituciones, he notado la carencia de una política de respuestas institucionales. En el caso del Congreso, por ejemplo, ante una crisis de comunicación administrativa, los parlamentarios son entrevistados por la prensa y contestan lo primero que se le “viene a la cabeza” y, en la mayoría de los casos, responden por el “lado” que a la prensa le interesa, es decir de manera reactiva, sin conocer realmente cómo se desarrolla la administración parlamentaria. Pero ¿la culpa es de ellos o del Congreso que no informa a los congresistas para que tengan respuestas ante las indagaciones de la prensa?
Tampoco existe en el Congreso portavoces administrativos que sepan responder y explicar ante las indagaciones de la prensa. En los casos en que los medios de comunicación han realizado informes sobre asuntos administrativos, la presidencia o la Mesa Directiva, exponen a los funcionarios –técnicos, ingenieros, etc.– para que den las explicaciones, siendo un error ya que dichos funcionarios son especialistas en su profesión, pero no son comunicadores que conozcan las técnicas adecuadas para explicar y responder ante las agudas indagaciones se los señores periodistas.
Tampoco es una solución, incorporar a comunicadores que saben de su profesión, pero no saben sobre los procesos administrativos ni legislativos. Lo correcto es que entre los funcionarios de las áreas administrativas y legislativas se busquen a personas con destrezas comunicativas para que previo entrenamiento sean los portavoces administrativos y legislativos del Congreso.
No existe, tampoco, una estrategia de crisis comunicacionales que involucren alertas a los congresistas para que dejen de responder sin conocer la realidad que lo único que generan son percepciones negativas sobre ellos y el Congreso. Si el Congreso quiere ahora hacer cambios, que lo hagan creando “políticas estratégicas de comunicación”, que es una de las tantas cosas que adolece nuestro parlamento aun adolescente.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.