Comunistas: no es sí
“No soy comunista” dijo en su último mensaje a la Nación Pedro Castillo. Todos los comunistas dicen lo mismo en su ruta por concentrar el poder.
En 1959, durante su visita a Estados Unidos, Fidel Castro respondió “Yo soy humanista”, a la pregunta de si era comunista. Al cabo de unos años, ya con todo el poder consolidado resultó un comunista rabioso y convirtió a Cuba en un centro de entrenamiento de terroristas que operaron y operan en diversos puntos del mundo. Además en exportador de su fracasada ideología a las Américas para pauperizarla y saquearla.
En 1998 durante la campaña presidencial venezolana le preguntaron a Hugo Chávez si era comunista y contestó lo mismo que su mentor Fidel: “Yo soy humanista”, pero tras destrozar las instituciones democráticas de su país y concentrar el poder se declaró “un marxista-leninista convencido”, creó los Círculos Bolivarianos, una organización de base popular con la misión de defender los objetivos de la Revolución Bolivariana. Según la periodista Victoria L. Henderson “expertos en política exterior de Estados Unidos sostienen que estos Círculos reclutan jóvenes para realizar entrenamiento táctico en Irán y que son utilizados fuera de Venezuela para establecer relaciones a favor de ese régimen, fomentando la adopción de la ideología bolivariana en el exterior. En Canadá operan en al menos tres de las más grandes ciudades”. Tales círculos vienen operando en nuestro país desde hace buen tiempo sin que se mueva un dedo y decenas de jóvenes andinos reciben entrenamiento en Irán vía el Inkarri Islam, grupo aliado del régimen, pero especialmente de Antauro Humala.
Castillo, investigado por la Fiscalía como líder de una presunta organización criminal, en su mensaje del miércoles volvió a victimizarse, atacó a la Fiscalía, al Congreso y a la prensa y quiso hacernos creer, entre otras cosas, que no es comunista “porque no ha expropiado las minas”. Al día siguiente la agencia de riesgos Fitch Ratings rebajó la perspectiva del Perú de estable a negativa, “debido al deterioro de la estabilidad política”.
Es cuestión de tiempo para que el Perú entre en la órbita comunista. Ya lo vivimos con el cubanófilo General Juan Velasco Alvarado y deberíamos recordar que la cosa tiene mañana. Velasco tardó tiempo en comenzar con sus expropiaciones, primero se alió con los empresarios y la prensa. Lo mismo hizo Hugo Chávez: los primeros cuatro años solo promovió una nueva Constitución que le permitiera cumplir sus planes de coparlo todo para asegurar su permanencia en el poder. Paralelamente tranquilizó a los empresarios. En 2001, nueva Constitución en mano, instauró el totalitarismo: promulgó las llamadas “49 leyes” contra los privados; expropió tierras sin compensación; confiscó las mejores casas y edificios de Venezuela y todas las empresas que pudo. En 2004 ya controlaba prácticamente todos los grandes medios de comunicación.
¿Cuándo tardará nuestro sindicalista de Palacio en hacer lo propio?
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