Consejos hasta de un conejo II- el ayayero
El ayayero está en todo lugar y los hay de diversas clases. Repasemos a este personaje que también está en la política peruana. El ayayero con tal de caer bien, cuenta chistes, chismosea, podría mentir y no tiene reparos en exagerar situaciones para levantar el ego de la persona adulada.
El ayayero es simpático, alegre y conversador, y jamás contradice al adulado. Es más, siempre se reirá a carcajadas de los chistes malos que haga el adulado. El ayayero no escatimará esfuerzo para llegar al entorno íntimo del adulado; se autoinvitará a la casa y se ofrecerá para hacerle recados. Sin que el adulado se dé cuenta, el ayayero lo estará tuiteando, y se referirá ante terceras personas como su “pata” o “chochera”.
El ayayero siempre le dirá al adulado que está bien vestido, que el corte de cabello le queda estupendo, que el perfume que usa es riquísimo, y que, por más que coma todos los días “tacu tacu” y el cuello de la camisa no le cierre, le jurará que no ha subido de peso y que tiene la figura de un adonis o, si es dama, que tiene el cuerpo de Jennifer López.
Los políticos deben cuidarse de los ayayeros, ya que al contar con información privilegiada podría ser usada en su contra cuando la relación se rompa. Pero eso no es todo. El ayayero querrá siempre acompañar al político a las reuniones y agasajos para lucirse al lado de éste. Incluso, podría usar el nombre del político para que se le abran las puertas de las entidades del Estado, haciendo mal uso del poder de influencia que inconscientemente se le ha otorgado. Pero ojo, el ayayero es muy celoso, se convierte en un muro ante las personas que quieren tener contacto con el político, creándole a éste una atmósfera negativa ante su electorado.
No olvidemos que el político es humano y estará tentado en tener su ayayero de confianza, por ello le sugiero ciertas reglas para que en el futuro no se queje: primero, reconocer que tiene a su lado un ayayero; segundo, debe tomar con cuidado lo que el ayayero le dice; tercero, mantener al ayayero alejado de los temas muy personales; cuarto, llamarle la atención para hacerlo pisar tierra; quinto, decirle al ayayero que no use mal la confianza otorgada; y sétimo, chequearlo ante la Fiscalía o el Poder
Judicial.
Nota.- Publicado en 2015 y recortado por razones de espacio para esta publicación. (dedicado a los nuevos congresistas)