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Coordinadora republicana

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Fecha Publicación: 28/06/2019 - 21:20
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El 22 de mayo pasado, un grupo de ciudadanos preocupados por la situación del país, llamamos a una CONFLUENCIA REPUBLICANA, al advertir “nuevas amenazas que corroen sus instituciones, polarizan a los peruanos y ponen en peligro su estabilidad”. Expusimos hechos concretos en los que se sustentaba nuestra alerta, como el manejo populista de decisiones gubernamentales, la criminalización de la política que de ningún modo es olvidar delitos ni proteger a nadie, y la actitud pasiva de gobernantes ante los atentados contra la familia y la educación de los futuros ciudadanos.

Comprometidos en la lucha anticorrupción, no sólo la de atrás sino también la actual, y con una visión de un mejor país en camino al Bicentenario, reafirmamos nuestra convicción en la democracia representativa, pero al mismo tiempo rechazando la confrontación e intransigencia. No teníamos intención fundacional de ningún partido y  lo hacíamos con respeto a las diferencias políticas de quienes suscribíamos dicha alerta a la ciudadanía en general.

En nuevo y reciente comunicado y para facilitar nuestra identificación grupal, asumimos la denominación de “Coordinadora Republicana”, defendiendo los fueros del Poder Legislativo, lo que de modo alguno significa desconocer las inconductas de muchos de sus miembros, lo que ha contribuido a su desprestigio, el que debería recuperarse enfrentando ucases del Poder Ejecutivo en la llamada propuesta de “reforma política” que de modo alguno constituya abdicación de sus derechos y obligaciones legislativas.

También hemos reclamado que el gobierno nacional se ocupe de lo que son sus obligaciones en lugar de mostrar posiciones confrontacionales que únicamente logran elevar su presencia en encuestas, pero no en mejoría de país.

Cierto es que comunicados colectivos no tienen por qué generar simpatía generalizada, como tampoco plena satisfacción de los firmantes, pues es difícil, diría casi imposible, que todo el fraseo de ellos sea avalado por todos, pero al menos confirma un pensamiento similar en el núcleo básico de lo que se expone.

Cabe señalar que nuestra alerta cívica por la situación imperante y el llamado al diálogo positivo entre autoridades gubernamentales y Congreso, así como entre las organizaciones políticas, ha tenido respuestas afirmativas y algunas negativas. Es a estas últimas a las que nos referiremos.

Han dicho que somos mezcla de “Con mis hijos no te metas” y DBA (Derecha Bruta y Achorada), que no nos hemos dado cuenta de lo que firmamos, que es para defender a quienes no lo merecen, y encima alguna otra persona generadora de corriente de opinión ha afirmado “que nunca había visto un aviso firmado contra la moralidad y lo correcto”. En el colmo de la intolerancia en el editorial de un conocido diario se nos señala de ultraderecha y de conservadores, así como en la práctica de ser protectores de quienes vienen siendo investigados y/o procesados por corrupción. Efectista por cierto, pero irreal, cada firmante tiene militancia o simpatías por determinadas agrupaciones políticas, pero sí nos une la preocupación por el país. Ponernos etiquetas a nada conduce, todos sabemos que el hábito no hace al monje, y en lo que se refiere a conservadores, por lo menos al autor de esta nota ello no molesta, pues deseo conservar o recuperar la Democracia, la decencia y la moralidad en nuestro país.