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Corre Graña, corre

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Fecha Publicación: 30/10/2021 - 21:45
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En 2019 José Graña Miró Quesada, el principal cómplice de la brasileña Odebrecht, confesó ser un delincuente. El fiscal José Domingo Pérez, emocionado, decidió no imponer pena alguna. Ese es el Perú, esa es la lucha contra la corrupción prometida por los podridos Toledo, Humala, PPK, Vizcarra, Sagasti y ahora el del sombrero.

Como parte cercana y servil a esos gobiernos, con medios de los que solo es socio manipulador para armar mayorías, Graña M.Q. mintió: en el Congreso ante las comisiones Lava Jato (Pari y Bartra); ante la fiscalía; ante el directorio de su constructora; frente a los accionistas de la bolsa y las autoridades norteamericanas y a sus desorientados auditores externos. A sus socios de El Comercio, muy poquito, porque esas cosas no les interesan.

Este pinocho rubicundo dijo ante Rosa Bartra en el Congreso, no recordar que Martín Vizcarra hubiese trabajado para él. ¡Vizcarra había sido su apoderado en Moquegua! Solo cuando se le mostraron documentos le vino el asunto a la memoria.  Con él todo son sorpresas: ¿quién es hoy subdirector de El Comercio? Mario Cortijo, quien tras jubilarse del diario terminó como jefe de prensa de Vizcarra. ¿Graña lo puso en Palacio junto al de turno, cuando más lo requería? Ok, no, pero vaya “casualidad”. ¿Y qué hace ahora de vuelta en el diario?

El constructor ladrón pagó un monto ridículo en especies, habiendo cargado cientos de millones de dólares y eso que solo fue de una de las obras sobre las que confesó. Tras hacerlo, la Procuraduría le embargó poco más de S/ 4.6 millones (cuatro autos, dos terrenos en Asia, un departamento que se caía a pedazos en Ancón, seis estacionamientos y así). No notaron el 11% de acciones que controla en El Comercio -a través de su esposa, hijas y hermana- con un valor que supera los 35 millones de dólares y con las que conforma una mayoría que nos ha hundido en la mugre. Ni cuenta de su velero, el Ventotene, de decenas de pies y millones de dólares; tampoco su casa en la calle Choquehuanca, de San Isidro, ni su offshore donde retiene acciones de Graña y Montero.

¿Cuál es el mensaje? Carguense el país, tuerzan la línea editorial del grupo mediático más importante mientras sus parientes cobardes callan; quédese con los cientos de millones robados en perjuicio de los más pobres y con los que en los ochenta le chifó a sus propias ancianas tías. ¿Al lápiz se le saca punta con cuchilla de oro?

Graña y los pocos suyos han tratado de apoderarse de El Comercio, como lo hizo con sus primas Graña en la constructora, apretando el cuello de los accionistas para asfixiarlos sin utilidades. No le funciona ni le funcionará. Si de la justicia puede haberse escapado, de las ramas decentes Miró-Quesada no podrá. ¡Corre Lola, corre!

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