Cuajone: icono de la debacle
Cuajone, una de las empresas mineras más importantes del país, lleva 46 días paralizada. En un sabotaje bien montado, los comuneros de la zona decidieron cortar el agua que abastece al complejo productivo, afectando no solo la producción, sino también a 5,000 trabajadores con sus respectivas familias, el funcionamiento del hospital y otros servicios. También bloquearon la vía férrea, impidiendo la salida del mineral. Según el BCR, la suspensión de actividades de la minera significa una pérdida del 0.5% del PBI.
Los comuneros piden absurdos, como una indemnización de US$ 5,000 millones, además de un pago permanente del 5% de las utilidades netas. La actividad minera mundial observa con estupor este ataque franco, neto y bruto a la producción. El costo para el país es incalculable. Con el propósito oscuro de generar caos económico, el gobierno de Pedro Castillo, el seudoprofesor rural y agricultor, deja que esto prospere.
El Congreso voltea la cara para otro lado. Será que los parlamentarios no quieren enfrentar a los comuneros, ni enterarse de que la mano negra del régimen está detrás, o muchos son antimineros. El conflicto no existe para ellos. Gracias a la prensa (‘Beto a Saber’) conocimos que el extremista enemigo de Antamina Adán Gamarra es recibido por el Ejecutivo como si fuera un importante marqués de la corte de Castillo.
Con Cuajone, más Las Bambas y Antamina, ya son tres minas paralizadas por comuneros y dirigentes radicales que promueven la violencia y el boicot a la minería. Ya fue quemada una planta en Ayacucho y la expremier Mirtha Vásquez arbitraria e ilegalmente declaró que dos empresas del ramo serían cerradas. Es claro: el gobierno de Castillo Terrones y el frente de extrema izquierda que lo respalda tienen como principal objetivo destruir la economía nacional, sustentada principalmente en la actividad minera. Aló Congreso.
Sume a esta subversiva realidad la falta de trabajo, la huelga de controladores aéreos, la ausencia de pasaportes, documentos de identidad (DNI), brevetes renovados, la inflación que sube como la espuma y tendremos un escenario explosivo que continuará gracias a la pasividad de la oposición y del Congreso que está lleno de ‘topos’.
Este desmadre es útil a la ultraizquierda, que está tratando de relanzar la fenecida Constituyente. El muy activo ‘Lagarto’ Vizcarra le hace el juego por aquello de a río revuelto, ganancia de pescadores. El Partido Morado ha propuesto la interpelación contra el Premier y su gabinete por la estupidez de decretar un psicodélico toque de queda recientemente, al que nadie le hizo caso.
Si cae el actual gabinete –veremos la posición de los congresistas ‘topos’ ante ello– nos acercaremos bobamente a una nueva cuestión de confianza, la ‘bala de plata’, el cierre del Congreso, el perrito y la calandria. El Parlamento no debe clausurarse. No vendrá una nueva elección ni se irán todos, nos meterán –en medio del caos– en la Constituyente.
La libertad de prensa está siendo gravemente amenazada. Al medio que toca el punto G de la corrupción gubernamental, le cae su estate quieto. Lamentablemente, el gremio periodístico se comporta con excesiva parsimonia. Pese a las antipatías que existen, la unidad es indispensable al igual que para la oposición democrática. Nunca olvidar que si ahora vienen por uno, a la larga vendrán por todos.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.