Daisy Zamora o el encuentro absoluto
He caminado tres meses con este libro. Su autora es una de las poetas más queridas y respetadas de Iberoamérica. Tuve mi primer contacto con ella, durante los días más oscuros de la pandemia, la invité a participar en el ciclo de lecturas y de publicaciones que realizamos a través de las redes de la Municipalidad de Lima. “Tránsito de espumas” fue la selección de su poesía que compartimos. Luego, el 2021, organizamos el IX Festival Internacional Primavera Poética que, como en el 2020, fue virtual. Fue conmovedor cómo los gestores de casi todos los festivales de poesía no claudicaron ante la amenaza invisible: aprendimos a manejar Zoom y StreamYard y aterrizamos en la nube para demostrar que desde la poesía también era posible dar la batalla contra el miedo. Y allí estuvo ella: abrazándonos con sus comentarios, apoyando nuestras iniciativas. Era increíble cómo la ex viceministra de cultura de Nicaragua, la hija poética de Ernesto Cardenal, la autora de “La violenta espuma”, su antología publicada por Visor, estaba allí, con nosotros, alentándonos. Su poema “Ser mujer” ya era uno de los clásicos que aprendían de memoria sus lectores y lectoras. Por eso, ese 2021, decidimos que Daisy Zamora, sería la poeta homenajeada de la novena edición del FIP Primavera Poética. A su lado, los otros poetas homenajeados fueron Raúl Zurita (Chile) y Luis García Montero (España), dos imprescindibles de la poesía contemporánea en español, dos de nuestros maestros más nobles y queridos. Fue un privilegio publicar a los tres. Así apareció en Lima: “Este no es un sueño, este es el mar” (Zurita), “Algo que es mío de un modo inevitable” (García Montero) y “Cerrada luz, poemas escogidos y poemas nuevos” de Daisy Zamora. Nuestra admiración al Cisne, a la poesía comprometida como el más cercano canto de amor, fortaleció nuestros vínculos. Daisy Zamora es un pilar fundamental de mi familia poética, uno de los más importantes. Es una poeta con la que no sólo aprendo a valorar la estética y el nervio de un poema, sino a comprender su contexto. Camino hace tres meses con “El encuentro absoluto”, el libro con el que ganó el XXIII Premio Casa de América de Poesía Americana; su más completa entrega a un oficio que le ha permitido entregarnos una biografía, una bitácora de sus afectos. “Por qué a última hora/ decidiste llegar, / porqué nuestros ojos se vieron/ entre la multitud. // Y por qué al vernos, nos reconocimos, / si nada sabíamos la una del otro”, le dice a George Evans, su esposo, el poeta y traductor norteamericano, a quien le reafirma: “Vos sos mi país. Yo soy el tuyo”. Y es luminosa, pero no olvida la tragedia de Nicaragua: “No hay nada que celebrar. / El dictador y su mujer lo saben”. “El encuentro absoluto” es una invitación a interpelar todo aquello que nos perturba: el amor, la muerte, aquellos “nadies” a los que se refirió Galeano, la historia, sus campos semánticos: “La carta más larga del mundo”, su homenaje a nuestro país en la figura de Guamán Poma, es impresionante. Gracias por permitirme caminar contigo, Poeta. Sirva esta columna para escribirte mi más puntual abrazo.
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