Decisiones y Agenda Social y productiva contra la recesión

Hemos afirmado que la administración de Boluarte es la segunda etapa de un gobierno predecible de “Perú Libre”. Al menos en materia económica y social esto es así. Si bien ya no existe el peligro antidemocrático que representaba Castillo, en lo demás las mayorías populares no ven decisiones para que el Perú salga de la parálisis en la que se encuentra. Esto se ha confirmado con las declaraciones del ministro de Economía, quien ha afirmado -como si se tratara de un comentarista de la coyuntura y no de un actor con poder- que: “la situación es completamente difícil”. La recesión es una realidad y el empleo empezará a caer.
Por tanto, debemos empezar a introducir en el debate público el tipo de medidas que deberían adoptarse y las decisiones que son ineludibles para empezar a revertir estas circunstancias. Esto tiene una naturaleza bidimensional, por una parte lo que debe hacerse en materia de gran inversión y por otro para los sectores socio productivos populares. También evaluar un complemento para bajar el costo de vida de las familias es importante.
En cuanto a la gran inversión, debemos enfocarnos en cómo hacer viable socialmente la gran minería o minería moderna. Existen alrededor de 50 mil millones potenciales en proyectos que no ven la luz, una parte de los mismos son ampliaciones. La resolución de la conflictividad social es clave, quizás reconfigurando el canon y la asignación directa de una parte de ese dinero a la ciudadanía de las zonas de influencia de la operación minera. Pero también será vital la ampliación de la frontera agrícola para la agroexportación -hoy solo con 350 mil hectáreas- con una exigencia de justicia social en cuanto a la actualización del jornal; la meta debe ser llegar al millón de Has, un buen inicio serían Majes Siguas II y Chavomochic III, recordemos que por cada Ha. se calcula dos empleos directos y 3 más indirectos. Evidentemente son claves el desarrollo de grandes proyectos de gran infraestructura que aportarán a la generación de empleo en la construcción civil, como grandes vías de comunicación, además de viabilizar las llamadas “hidrovías de la selva”.

La apertura comercial al mundo debe potenciarse para atraer todo tipo de inversiones, falta proactividad para convocar capitales de más banderas, en particular asiáticas; acelerar el TLC con India en ese sentido debe evaluarse.
En cuanto a lo popular para los pequeños productores del campo -2.2 millones- y los emprendedores y MiPyMe -8 millones- ,se necesitan esquemas de grandes “Reactivas” como ocurrió con las grandes; ello con un interés preferente y garantizado por el BCR y financiado en parte también por el dinero que puede salir del redireccionamiento del presupuesto que no se ejecuta a nivel subnacional. El incremento de las compras del Estado a las micro empresas es una buena idea. La vuelta agresiva de los núcleos ejecutores para pequeña infraestructura y empleo temporal son de urgencia. La solución con un esquema de formalización atractivo para la minería artesanal y sus 600 mil familias ya no puede esperar más tiempo. Es urgente proteger a los transportistas de los constantes gasolinazos con un renovado esquema de fondo de estabilización debe verse también.
Es básico finalmente un rescate de las familias respecto de la morosidad producto del mal momento de pandemia y post pandemia. Es decir, un programa de compra de deuda con garantía y periodo de gracia de 3 años. Pero además un freno al abuso de las tarifas de los medicamentos y de consumo de servicios, en particular del tema eléctrico es prioritario.
Es momento de decisiones y de audacia. Una buena señal sería el cambio del MEF y evidentemente del propio Otárola, un PCM ya sin ideas y sin capacidad de convocatoria.

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