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Defendamos la soberanía integral del Perú

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Fecha Publicación: 13/08/2025 - 22:10
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Encomiable la reacción de diversos líderes de opinión y autoridades que han manifestado su protesta por la agresión del presidente colombiano, al efectuar declaraciones públicas de reclamo de soberanía sobre la isla Santa Rosa, que pertenece a territorio peruano, por antecedentes de hecho (perteneciente a la isla Chinería) y de derecho internacional (Tratado Salomón-Lozano 1922 y Protocolo de Río de Janeiro 1934).
El silencio de algunas autoridades directamente llamadas a manifestarse, no parece ser gesto de cobardía o de incompetencia gubernamental, sino más bien, una prudencia necesaria frente a lo que se ve más como una provocación con fines de servir a un propósito que está fuera de los intereses de Colombia, y contestar agresivamente podría significar pisar el palito para encender un conflicto absurdo entre dos países hermanos.
Con la misma indignación que nos provoca ver amenazada nuestra soberanía sobre la isla Santa Rosa, debieran las autoridades y demás líderes políticos de todas las tiendas ideológicas manifestarse respecto a la defensa integral de la soberanía nacional, objeto no solo de injerencias extranjeras sino de un plan de sometimiento a un gobierno extranjero a través de los organismos internacionales.
Los que piden la salida del Perú de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son los mismos que apoyan la inserción del Perú en la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el brazo estratégico de la ONU y la élite que la controla, para someter a las naciones a un plan de dominio mundial.
Son los mismos que colaboran con la Agenda 2030 de la ONU que está destruyendo el Perú, en tanto todos los poderes del Estado se alinean con sus fines, como resultado de un lobby de corrupción internacional sin precedentes en la historia universal. Una agenda que está tejiendo la estructura orgánica y funcional del gobierno mundial de la ONU.
A cuyo efecto, la Organización Mundial de la Salud ejerce el peor de los roles, pues simulando trabajar por la salud de los pueblos, está implementando los mecanismos de sometimiento de las naciones al gobierno mundial de la ONU.
¿Soberanía? Defendámosla, pues, integralmente, y en el caso que haya que interpelar con sabiduría a estas organizaciones, hay que hacerlo, y en el caso que haya que renunciar a una o varias de ellas, denunciando los tratados que nos adhirieron a su competencia, hay que hacerlo, pero no por motivos ulteriores de querer generar guetos aparentemente nacionalistas para imponer dictaduras de la corrupción y violación de derechos humanos.
Alentamos el trato diplomático que corresponde hacer en el caso de la defensa de la isla Santa Rosa; no cabe pensar en acciones bélicas que cumplan el objetivo destructivo de los que están detrás del propiciado conflicto.

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