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Derecho al honor y a la buena reputación

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Fecha Publicación: 10/07/2022 - 22:35
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Nuestra carta fundamental establece que toda persona tiene derecho al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar, así como a la voz y a la imagen propias; toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en cualquier medio de comunicación social tiene derecho a que éste se rectifique en forma gratuita, inmediata y proporcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley. Resulta menester detenernos a reflexionar acerca de la implicancia de tan importante derecho, sobre todo hoy en día que asistimos a un incremento, nunca visto, de la información circulante, así como mayor acceso a sus fuentes de origen. El honor podría definirse como una posesión inalienable de lo más profundo del ser; en algunos países se usan, indistintamente, honor y honra, la diferencia reside -básicamente- en la inalienabilidad; el honor implica una doble estimación (interna y externa), mientras que la honra es la apreciación de la gente.

Revisando la historia, fuente inagotable de conocimiento, observamos que el honor desde tiempos remotos y en todo el mundo, siempre fue un valor primordial del ser humano y siempre ha gozado de gran estima; sin embargo, en la antigüedad solo eran honorables quienes eran sujetos de derecho, relegando a los esclavos, bárbaros y parias; en la Grecia Antigua el honor era considerado un requisito indispensable para alcanzar la felicidad, para ello se debía practicar la virtud, la sociedad helénica cimentaba su orden en el respeto y la honra prodigados por los seres humanos entre sí; en la Antigua Roma, el honor era tan preciado que se le veneraba como el dios Honos, junto a la diosa Virtus, de la unión de ambos nacía la clemencia; en la Edad Media, el honor era un valor irrenunciable, tenía muy alta estima y costaba la vida cuando era necesario; en la Edad Moderna, el honor continúa teniendo un valor superlativo; en la Edad Contemporánea, el honor ha mantenido el sitial que siempre le ha correspondido, asimismo, la honra y la reputación han sido consagrados como derechos humanos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (artículo 12) y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica (artículo 11), de la misma manera ha ido incorporándose en las constituciones del mundo entero, así como en la jurisprudencia constitucional.

Anteriormente hemos abordado los derechos a la información y sobre la información, igualmente importantes y fundamentales en todo Estado democrático; pero estos derechos colisionan -frecuentemente- con el derecho al honor y a la buena reputación; corresponde, entonces, sopesar ambos derechos fundamentales, partiendo del análisis básico de costo-beneficio y la importancia social que implica limitar un derecho en favor de otro. Cuando se presente un conflicto entre estos dos derechos, debemos observar algunos criterios básicos: la relevancia pública de la información, la existencia de un mínimo de diligencia en la comprobación de los hechos o la búsqueda de la verdad, actuando dentro del marco de la Constitución y las leyes; recordemos que los derechos fundamentales no son absolutos, si pretendemos satisfacer a dos o más derechos, será necesario establecer limitaciones recíprocas entre ellos, ese el espíritu de la norma constitucional que estamos tratando. El derecho y la justicia constitucional comparados reconocen la imposibilidad de no despojar de contenido a los derechos personales en beneficio de la libertad de información, solo debe permitirse la superioridad cuando sea necesaria para contribuir a la formación de una opinión pública libre en un Estado democrático; la doctrina, por su parte, recomienda considerar los tres subprincipios de la ponderación: idoneidad, necesidad y ponderación en sentido estricto.

Si bien en la actualidad las nociones de honor, honra y honradez han venido sufriendo menoscabo, no se trata de especies en extinción, todo lo contrario. Nos corresponde a nosotros, como sociedad, no permitir ningún tipo de avasallamiento de nuestros derechos y libertades fundamentales.

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