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Desconectados morales

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Fecha Publicación: 10/02/2023 - 22:50
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Resulta inentendible que algunas personas acompañen, fomenten, defiendan y califiquen de pacíficas a las actuales protestas. No estamos frente a un pueblo autoconvocado que demanda mejoras en su calidad de vida, sino ante una revuelta con injerencia de comunistas extranjeros, en la que se ha engañado a humildes campesinos y se han perpetrado actos terroristas, tales como la toma de aeropuertos, la destrucción de propiedad pública y privada, el bloqueo de vías y el calcinamiento de un joven agente de la policía (el mártir José Luis Soncco Quispe) dentro del patrullero del que no pudo escapar. Frente a tales hechos surge la pregunta ¿por qué la gente, supuestamente bien intencionada, es capaz de celebrar el daño que se le está infligiendo a su propio país? Puede que la psicología nos dé algunas luces.

Albert Bandura (1925-2021) notable psicólogo estadounidense -nacido en Canadá- es creador de la teoría de cognición social llamada ‘desconexión moral’, y con ella trató de explicar por qué hay personas que transgreden las normas de convivencia pacífica y la propia ley, y luego son incapaces de asumir las consecuencias de su mal accionar, lo intentan justificar y legitimar y creen que pueden seguir como si nada. Un ejemplo nos lo da Pedro Castillo, quien dio un golpe de Estado, sin ningún respaldo para luego victimizarse y decir que no recuerda lo que leyó en cadena nacional, banalizando así su delito. Lo mismo que Martín Vizcarra tras saberse sobre su vacunación contra la covid-19, a espaldas de un país que se ahogaba y moría en condiciones inhumanas. Él es responsable de la muerte de más de 250 mil peruanos y de una tremenda corrupción con el cuento de la pandemia, pero se promociona calificando de “injusta” su inhabilitación para la función pública y cualquier cargo de elección popular.

Mucho se habla de los ‘psicópatas corporativos’, como el brasilero Marcelo Odebrecht, quien creó el esquema de corrupción más grande de la historia americana a la que se sumaron decenas de otrora respetables empresarios de la construcción; sin embargo, poco se aborda el tema de los ‘desconectados morales’.

Esta desconexión es peligrosa porque va creciendo y la persona pierde toda autorregulación moral solo para terminar aprobando conductas cada vez más reprochables, delictivas, crueles y hasta estúpidas. Los expertos sostienen que la activación o la desactivación de los procesos autorreguladores son resultado de la interacción de una serie de factores afectivos, sociales y cognitivos, así como la presión ejercida por los pares. Por eso quienes comparten un mismo sistema de valores pueden actuar de modos opuestos.

Cuando quienes acompañan estas protestas, nada pacíficas, gimotean y tuitean que los hicieron “tragar gas”, estamos frente a desconectados morales que rechazan las consecuencias de sus propias acciones. ¿Qué quieren que les lancen perfume y les den un masaje?
Si salen a destruir ciudadades, apechuguen y asuman las consecuencias, zurdoconfusos.

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